El néctar de tus voluptuosos labios me concederá vigor,
cuando me acuesto en tu regazo entro en un estado de sopor;
por hacerles caso a los instintos, he caído en el resabio.
Tu prolongada presencia es la pura esencia de mi existencia,
también tu voz es una deleitante melodía para mis oídos;
me abstengo de los vicios
para construirte un mundo de fantasías,
donde no subsistirá la violencia, sino solo habrá benevolencia.
Cuando estés triste, subirte la estima sin ayuda de medicinas,
halagarte no se trata solo de rimas;
te realizaré a diario nuevas manías para no quedar parado en monotonía.
Tengo osadía en abundancia, puedo otorgarte noches de derroches y días placenteros sin reproches,
no me importa correr la odisea.