Aunque ya no con totumas y latas, también en el área rural de Penonomé un grupo de personas decidió armar sus culecos con un pequeño carro cisterna, con la finalidad de que los niños y jóvenes que no podían acudir a los poblados grandes, disfrutaran las fiestas del dios Momo.
Niños, jóvenes y adultos saltaban, y al ritmo de la música de una discoteca, al estilo del campo, disfrutaron también de los carnavales en completa armonía y seguridad.
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