Ronald de Boer decidió colgar las botas de forma definitiva.
El extremo holandés se retiró hace poco, a los 37 años, después de que los médicos le advirtieran del riesgo de quedar en silla de ruedas si continuaba jugando.
El momento de colgar las botas suele ser una de las decisiones más difíciles y meditadas en la vida de un jugador profesional. Pero resulta más complicado tomarla por obligación, cuando seguir caminando depende de ella.
Ronald (Hoorn, 15/05/1970) se ha tenido que retirar después de correr el peligro de quedar tetrapléjico.
Han pasado ocho años desde que el extremo holandés se fue de Barcelona. Tras cuatro temporadas en el Glasgow Rangers, dejó el fútbol europeo seducido por el exótico país de Qatar, que desde hace años se ha convertido en lugar de acogida para muchos jugadores veteranos, como su hermano Frank o Pep Guardiola, que quieren alejarse de la presión sin renunciar a seguir en activo.
Pero hace tres meses, el holandés tuvo que replantearse las cosas. Durante un partido con su equipo, el Al Shamal de Doha, recibió un duro impacto en el cuello, aparentemente sin más consecuencias que un pinchazo agudo. Pero días después, el dolor persistía. "Me visitaron en una clínica especializada en deportistas del país y allí vieron que tenía una hernia de cuello. Viajé a Amsterdam y me operaron, pero los médicos me advirtieron de que si seguía jugando a fútbol me exponía al riesgo de quedarme en silla de ruedas y opté por dejarlo", explica el propio Ronald, quien confiesa que ahora tendrá más tiempo para su otra gran pasión, el golf.
El ex azulgrana, que mantiene una forma física impecable, vive feliz junto a su mujer Sharon y sus tres hijas en una lujosa casa situada a las afueras de la capital qatarí. "Me gusta vivir aquí porque no hay delincuencia y los colegios son muy buenos, creo que es un buen entorno para mis hijas". A pesar de vivir en un país árabe con una cultura absolutamente distinta a la que está acostumbrado, Ronald confiesa que no tiene tiempo para aburrirse puesto que a menudo recibe la visita de viejos amigos como su ex compañero Guardiola, quien "antes de ser entrenador del Barça B venía a verme a menudo para jugar a golf".
Ahora que ha dejado el fútbol de manera definitiva, todavía no tiene muy claro qué hará en un futuro inmediato, "a mi mujer le gusta mucho Barcelona, viaja unas cinco veces al año, y creo que a ella le apetece volver a vivir en Catalunya, además todavía conservamos casa allí".
Y es que a pesar de vivir en otro continente, el gemelo holandés nunca ha dejado de seguir con atención la actualidad de su ex equipo.
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Ronald confía plenamente en la capacidad del Barça y reconoce sentir devoción por Leo Messi y Andrés Iniesta. Además, piensa que Ronaldinho es un muy buen jugador.