
Dormía en plena acera.
Dormía en plena acera.
Nada la perturbaba. Ante la mirada de los transeúntes que al mediodía de ayer transitaban por Perejil, Calidonia, una indigente dormía plácidamente dentro de una enorme cajeta.
DIAaDIA la despertó y aunque dijo su nombre lo omitiremos, pues aseguró que está contagiada con el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH).
“Mi esposo me contagió”, dijo un tanto turulata. Su apariencia desarreglada y maloliente es evidencia de que tiene rato de estar viviendo en la indigencia.
Su esquelético cuerpo es signo de que no sabe lo que es un buen plato de comida.
Luego de intercambiar unas palabras, así mismo como despertó, la indigente volvió a dormirse, tal vez para olvidarse de su enfermedad o de las penurias que a diario vive en las calles.
Su única pertenencia era esa caja de cartón que la cobijaba y en la que dormía un dulce sueño ante la mirada indiferente de los que por allí pasaban.