En medio de los carnavales capireños, varios niños recorren a la carrera las sedes de Calle Arriba y Calle Abajo, no con la intención de divertirse, sino de recolectar la mayor cantidad de latas de soda que son arrojadas a la calle.
Cartuchos plásticos, sacos o cualquier otro tipo de bolsa sirven para la tarea. Algunos niños, incluso, permanecen quietos a la espera de que las personas arrojen al suelo el envase de aluminio.
Una vez llenada la bolsa, es llevada a un punto estratégico donde se compre aluminio.
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