Productos lácteos, como leche (con o sin chocolate), un yogur natural o de frutas, un trozo de queso, etc., porque son ricos en calcio y en proteínas favorables a su crecimiento.
Una pieza de fruta o jugo natural de frutas, por el alto contenido de fibras y de vitamina C.
Agua, para calmar la sed e hidratarlo.
Es importante, para que su hijo se mantenga interesado en la merienda, que esta comida también tenga algunas variaciones o renovaciones. Se puede crear emparedados con distintos rellenos, introducir algunos frutos secos, e incluso permitir a que su hijo coma, en alguna ocasión, un caprichito, pero que no se haga un hábito.