
Su función es, en primer lugar, poder darle al niño energía y nutrientes indispensables.
Hay que tener claro que, de ninguna manera, la lonchera sirve para reemplazar ninguna de las comidas principales como el desayuno o el almuerzo.
La lonchera es una pequeña merienda y lo ideal es que no pase de las 300 calorías (250 -300 calorías).}
Es sumamente importante, ya que los niños -como están en actividad constante- necesitan energía varias veces al día (en pequeñas porciones; además, la capacidad gástrica del niño es mucho menor que la de los adultos).
Hay que tener en cuenta que lo que les mandamos en la lonchera, es lo que van aprender a comer para toda la vida (hábitos de alimentación). Por eso, es importante crearles hábitos saludables de alimentación. Para ello, es indispensable no improvisar.
La idea es que cada día, el niño al abrir su lonchera, se encuentre con alimentos variados y balanceados presentados en forma agradable de manera que disfrute comerlos.
Energía (panes y cereales integrales, galletas sin relleno, frutas secas, pasas.)
De origen animal bajos en grasa (tortilla de huevo, huevos duros, jamones de pollo o pavo, salchichas de pollo o pavo, pollo a la plancha picado en cubitos, pollo deshilachado etc.)
Lácteos, preferible descremados (leche, queso, yogurt, etc.).