Jaqueline vive en pequeño cuarto junto a su familia. Antes de la inundación, se le había quemado la casa en la 9 de enero. (Foto: Archivo / EPASA)
Jesús Simmons
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“Pura bulla, te volviste, puro bla, bla, bla, ”. Esta estrofa de una de las canciones de Sandra Sandoval es la que le podría cantar Jaqueline López al Ministerio de Vivienda (MIVI).
Ella formó parte de los nueve damnificados de las inundaciones del 6 de mayo del 2007 en Los Andes No 1. Nueve meses han pasado desde aquella trágica inundación y al parecer las promesas de construirles las casas se las llevó el viento. Ellos no desmayan y esperan que algún día, no muy lejano, puedan tener todo lo que les prometieron.
Mientras ese día llega, Jaqueline no sabe cómo enviará a sus hijos Katherine, Hamilton y Reynaldo a la escuela. A pocos días para que empiece el nuevo año lectivo, no tienen absolutamente nada.
“Tuve que llamar ayer a Margarita (funcionaria del MIVI) como cuatro mil veces, ya no sé qué hacer”, expresó la afectada.
Destacó que lo único que les dieron fue una estufa, dos polifones, unos trastes y la comida. Lo poco que hay en su casa lo ha comprado con mucho esfuerzo.
En esta misma situación se encuentran los otros afectados. El lote donde las casas serán construidas está lleno de monte y basura, sin que hasta la fecha se haya colocado una sola piedra.
El MIVI le cancela el alquiler del cuarto, pero tienen que pasar cuatro meses. Ella paga B/.50.00 por quincena y está cansada de que le estén echando cuento. Sólo desea que le solucionen el problema de una vez por todas a ella y a todos los que están en su situación. Por ahora no tiene trabajo y sobreviven de los “camarones” que consigue su esposo.