Muchas veces tratan de llorar desconsoladamente para hacer saber que no quieren ir a la escuela. (Foto: Cortesia)
Lilia de Velasco
| Educadora
Hay días en que la escena incluso comienza la noche anterior con avisos como "me siento mal" o "tengo fiebre".
Todas las mañanas la misma obra teatral: Sara, de siete años, llora con rabia y desconsuelo, mientras busca mil disculpas para no subirse al turno que lo llevará irremediablemente a ese lugar detestable ¡el colegio! Sus padres no pueden entender cómo transcurrido ya el primer semestre de primero básico, Sara no logra adaptarse a lo que miles de niños en el mundo asumen con tanta facilidad. Llegó la hora de descubrir qué la atormenta y de buscar soluciones concretas.
CONOZCA A SU HIJO:
Seguramente está frente a un niño que se angustia con facilidad, lo que no es necesariamente malo y el colegio es una circunstancia que gatilla sus nervios. La angustia es un motor que lleva a enfrentar situaciones que se perciben como difíciles o peligrosas, lo que es positivo, pero también puede paralizar.
ESTIMULE SU IMAGINACION:
Por lo general se está frente a un niño con poca imaginación al que le cuesta encontrar diversas soluciones al mismo problema. De hecho, él sólo descubre una. Por eso hay que desarrollársela: si se le quedó en la casa el lápiz rojo para subrayar, la salida no es llorar, sino mostrarle que el naranja también sirve. Además, enséñele a ver el espíritu de la norma y que no se quede sólo en lo externo: la idea de subrayar es destacar algo, por lo que cualquier color de lápiz sería válido en caso de apuro. Contarle cuentos de fantasía ayudarán a estimular su imaginación.
REALICE UNA LABOR DE INVESTIGADOR:
Es vital descubrir por qué el niño se niega a ir al colegio. Recurra a sus hermanos, primos y profesores para recabar información acerca de qué lo angustia. También hable con él y póngalo en todas las situaciones que se le ocurran. Algunas posibles causas:
Me asusta porque hay demasiados niños en el colegio (la multitud).
Tengo miedo de que los grandes me hagan algo.
Me dan asco los baños y sufro porque me aguanto todo el día.
Dicen que el inspector encierra a los niños en una pieza oscura o los castiga sin volverse a su casa.
Todos gritan, no le oigo al profesor y no voy a poder terminar mi trabajo.
El profesor me manda todo el tiempo y yo no alcanzo a hacer todo.
Si el turno me deja ¿qué hago solo en el colegio?
Un profesor me pidió un encargo, me perdí y los grandes se rieron de mí.
Me carga la comida y me obligan a comer todo. Me da susto vomitar.
Un niño del turno me contó que en el colegio hay una cárcel en la que encierran a los que se portan mal.
¿Qué me van a hacer si un día llego tarde al colegio?
Hay un niño que me quita mis lápices y mi colación.