Durante los fines de semana, quienes dependen del escaso servicio de transporte, que tiene como destino los corregimientos rurales de La Chorrera, arriesgan sus vidas viajando en el techo de las "chivas".
A lo largo de estas vías, las cuales no son vigiladas por las unidades del Tránsito de la Policía Nacional, los conductores de los vehículos transitan sin ningún tipo de restricciones, en cuanto a velocidad o el número de pasajeros. Escenas similares se repiten una vez se inicia el período escolar y algunos estudiantes viajan en los estribos y capotas de los vehículos.
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