
El rostro de Dumasá estaba invadido por la preocupación.
FOTO: Evergton Lemon
El rostro de Dumasá estaba invadido por la preocupación.
FOTO: Evergton Lemon
Con mirada baja, ojos llorosos, sentado sobre un muro en la acera frente al Hospital Santo Tomás, estaba Ramiro Dumasá, quien refleja la gran preocupación y zozobra por la que está pasando.
“Llevo 20 días de estar aquí y aún no sé qué tiene mi hija”, dijo el señor que con apenas 70 dólares en su billetera se trasladó hace casi tres semanas desde su pueblo natal, Unión Chocó, en la provincia de Darién, junto a su esposa, Pláceres Caisamo, tratando de buscar atención médica en el Hospital del Niño para su pequeña bebé de dos meses de nacida, quien presentaba un cuadro de diarrea y vómito; luego agitación.
Ramiro, de origen emberá, no come casi nada durante el día, ya que por falta de dinero, a duras penas le alcanza para pagar un pan con un cafecito o si acaso una hojaldre y a veces, simplemente, no come nada.
Ha pasado estos 20 días con la misma muda de ropa y además para bañarse, debe pagar. Explicó que la travesía de Unión Chocó a Yaviza toma cuatro horas en piragua y cobran seis dólares por persona. Sumado a eso, debió pagar 14 dólares por persona para abordar el bus que lo trajo a la ciudad.
Su desesperación no solo es por su bebé enferma, sino también por sus otros cinco pequeños que dejó solos en Unión Chocó. No tiene celular ni forma de comunicarse con ellos, pero confía en que todo se solucionará pronto.
El rostro le cambió cuando se le invitó a un almuerzo y su mirada de preocupación se tornó optimista. A su mujer sí le dan comida en el hospital. Este padre preocupado añora volver a casa para abrazar de nuevo a todos sus hijos.