Es un trabajo peligroso, y lo realiza con mucho entusiasmo, pues le agrada servir.
Nos referimos a Nicolás Escartín, quien desde hace 13 años ingresó a las filas del voluntariado del Sistema Nacional de Protección Civil (SINAPROC) y luego como funcionario de esta entidad. Entre sus labores está la poda de árboles y atender emergencias, como deslizamientos e inundaciones, entre otros casos.
Él admite que "hay riesgos, pero después de que los compañeros apoyen en las medidas de seguridad, el trabajo resulta fácil".
Este ciudadano reside en el sector de El Crisol, San Miguelito, y no pudo precisar una anécdota específica que haya marcado su vida, pues alegó que son múltiples y cada día hay una nueva experiencia.
No vaciló en decir que lo que más impacta en cuanto a los casos que atiende es que hay víctimas de por medio, pues es difícil olvidar aquellas imágenes de dolor, explicó.
Pero, ¿qué dicen sus familiares sobre esta labor? El entrevistado contestó que al principio sus familiares no estaban de acuerdo, pero ya se han ido acostumbrando a la idea.
Ayer, luego de derribar un árbol de nance en el sector de Tierra Negra, corregimiento Mateo Iturralde, Escartín, expresó que tiene un hijo de cuatro años y se ha dado el caso en que el SINAPROC le pide ayuda y corre con su hijo para cumplir con su misión. "A veces, lo dejo en el carro mientras atiendo la misión", contó.
Escartín invitó a los jóvenes a formar parte del voluntariado de SINAPROC, ya que esa es una experiencia que le ayuda a crecer como persona y a integrarse a las comunidades.
EN LA PODA
Escartín cuando sube a podar árboles se encuentra con hormigas y avispas.