El dinero que gana lo usa para mantener su casa. (Foto: JESÚS SIMMONS /EPASA)
Jesús Simmons
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La práctica hace al maestro. Si hay alguien que toma en serio este sabio refrán es Julio Iglesias, de 20 años, un joven kuna que se gana la vida haciendo juegos malabares en los semáforos de la ciudad capital.
Este arte callejero lo aprendió observando a un primo, quien lo instruyó en el uso de los clavas (equipo para hacer malabares). Con estos conocimientos, empezó a practicar muchas horas al día, para alcanzar la perfección en sus piruetas.
Sin embargo, para poder practicar tiene que confeccionar sus propios juguetes, porque el equipo para realizar juegos malabares no se vende en Panamá y mandarlos a pedir al extranjero sale demasiado caro.
Estas carencias no detienen a este talentoso kuna, por eso todos los días sale a las calles a ofrecer su talento a su público: los miles de conductores que transitan por las vías de la capital.
Iglesias reconoce que realizar malabarismo en plena vía pública tiene sus riesgos. A pesar de estos pequeños inconvenientes no se queja, pues en un día bueno se puede llevar para su casa unos B/50.00 o un poquito más, si se lo propone.
Además ofrece sus servicios en matrimonios, eventos para discotecas, cumpleaños, divorcios. La tarifa dependerá de la situación económica que tenga cada cliente.
Y como todo en la vida no es el dinero, también ofrece su talento a obras benéficas, específicamente si tienen que ver con niños enfermos recluidos en algún hospital o en orfanatos.
El sueño más grande que tiene en la vida es la instalación de una escuela donde pueda enseñarle a los niños a hacer malabares. Otra de sus metas es poder trabajar en un famoso circo. Por si fuera poco, confecciona artesanías kunas.
KUNAS
Estos indígenas son los únicos panameños que realizan malabarismo en los semáforos.