
Esperanza Pérez dice que muchas personas obtienen buenos resultados con estas creencias.
FOTOS: ALEJANDRO SANTOS
Esperanza Pérez dice que muchas personas obtienen buenos resultados con estas creencias.
FOTOS: ALEJANDRO SANTOS
¿Realidad o mito? Al visitar algunas regiones del interior del país, es común escuchar historias de los adultos mayores que creen en situaciones que parecen fantasía y que han pasado de generación en generación, al punto de que cuando viajan a la capital, la llevan consigo, haciendo que las personas que viven en la ciudad también crean en los llamados “mitos”, sin saber si son ciertos o no.
En la actualidad, todavía hay quienes toman como referencia estas creencias y que usan en su diario vivir. ¿Quién no ha escuchado a alguien decir que si una persona tiene un moretón que no le duele es porque la bruja lo besó? ¿O aquellos que cada vez que ven el día nublado y no quiere que llueva, amarran una toalla por ambos lados? Más curioso es escuchar frases como: “Me pica la mano derecha, alguna plata me viene por ahí”, además del clásico dicho de que si le pica la oreja es porque están hablando mal de él.
¡Ah! y que ni se le quiebre un espejo, porque tendrá siete años de mala suerte... O peor aún, si atropella un gato negro, prepárese porque tendrá nueve años de mala suerte... y así muchas otras afirmaciones que hacen dudar si creer en ello o no.
"Esto no viene de ahora, viene desde nuestros antepasados que lo creían y lo transmitieron a las nuevas generaciones. Para nadie es desconocido ver a las personas, hasta jóvenes creerse fielmente que esto es cierto y es más, lo ponen en práctica; sin embargo, sigue siendo desconocido si realmente estos mitos funcionan, ya que aunque surjan muchas veces el efecto que queremos, muchas otras veces nos brindan lo contrario".
Da fe de ello
La señora Esperanza Pérez es una fiel creyente de estos mitos, ya que dice que muchas veces le han servido y ha acertado, por lo que aduce que son efectivos. Una de sus experiencias más recordada fue cuando su hija estaba embarazada y en ese entonces no había forma inmediata de saber el sexo del infante, así que pusieron en práctica el de “la tijera y el cuchillo”, colocó debajo de los cojines del sillón un cuchillo y una tijera sin que su hija se diera cuenta, luego la mandó a sentar en uno de los dos lados. Al final, la joven se sentó en la parte donde estaba la tijera, lo que, según la creencia, significa que el bebé será niña. “El resultado fue notable, pues ahora tengo una hermosa nieta, quien ya tiene 25 años", sostuvo.
No está muy convencido
Por otro lado, está la opinión de Leonidas Castillo, quien a su juicio, aunque muchas veces estas creencias sí funcionan, no se debe creer tanto en ello. “En mi experiencia con este tema le puedo decir que no fue tan buena, porque me pasó con el mito donde te dicen que si te pica la mano es porque te viene plata, pero al final nunca me llegó la plata. Luego, la mano me dejo de picar", afirmó.
Él asegura que allá en su pueblo “El Castillo”, en Santiago de Veraguas, están muy apegados a estas creencias. “Siendo yo una persona del interior del país, creemos mucho más en estas cosas, porque las personas mayores del pueblo te los inculcan desde chiquitos”.
Hay que diferenciar la realidad de la fantasía.
El sociólogo Marco Gandásegui fue claro en decir que “el panameño como tal es mucho más pragmático y en determinado momento cree mucho en la superstición”, informó que es importante saber hacer un equilibrio de ambas creencias.
Con él coincide la psicóloga Kathia Quintero, quien opina que el ser humano actúa de diferentes formas, entre las cuales estas creencias son llevadas por un padecimiento llamado “locus de control externo”, que no es más que vivir en una realidad paralela a la que realmente es. “Cuando vivimos con pensamientos distorsionados, la mejor manera de salir de esta situación no es más que teniendo un equilibrio entre lo real y lo imaginario”.