Se fue un angelito. Envueltos en lágrimas, los amiguitos y familiares despidieron ayer al infante de 8 años que falleció el pasado lunes cuando intentaba volar una cometa desde la azotea del edificio donde residía.

Después de tanto llorar, la resignación llegó a sus corazones, por lo menos en la misa, donde reinaba un ambiente de tranquilidad.

Uno a uno fueron llegando sus amiguitos de juego, quienes delataban que se trataba del funeral de un menor.

La pequeña cajita donde reposan sus cenizas fue introducida de manos de su padre a la capilla del Parque del Recuerdo.

En vista de que el suceso que le llevó con San Pedro se dio en su residencia, un edificio de la Cuchilla de Calidonia, su madre y su hermano de 12 años tendrán motivos para recordar el trágico incidente.

De acuerdo a las autoridades, la mayoría de accidentes a infantes se dan en su propio hogar, por lo que aconsejan vigilancia.