
Alejandro vivió en carne propia estar dentro de un ataúd.
Foto: ROBERTO BARRIOS
Alejandro vivió en carne propia estar dentro de un ataúd.
Foto: ROBERTO BARRIOS
Alejandro vivió en carne propia estar dentro de un ataúd.
Foto: ROBERTO BARRIOS
Colocar el polvo es el primer paso.
Es importante colocarle el algodón.
Se debe mantener mucha higiene cuando se prepara el cuerpo.
El Agua Florida es esencial en el procedimiento.
Al final se le baja la tapa del ataúd.
En la Funeraria Santa Fe tienen servicio completo de florería.
El detalle de las flores complementa el ataúd.
Foto: ROBERTO BARRIOS
“Es algo que atemoriza mucho a las personas, pero es el ciclo de la vida. Lamentablemente, nadie quiere llegar a ese final”.
Cristian Moreno
“Solo puedo decir que es algo doloroso lo que uno enfrenta cuando llega ese momento”.
Ruth Makeing
Los precios varían dependiendo el material del ataúd.
Foto: ROBERTO BARRIOS
Cualquier rastro del horror, dolor o violencia que haya experimentado al morir es borrado del cuerpo del difunto. Conocer los secretos de la muerte es ir más allá de nuestros miedos y saber cada detalle de esta dolorosa realidad es algo que nadie quiere llegar a vivir, pero DIAaDIA, bajo el consentimiento de su propio reportero Alejandro Santos, se prestó para conocer e investigar el procedimiento que se hace para vestir y preparar un cuerpo.
Media hora antes
El reloj corría y ningún ruido se escuchaba dentro de esas cuatro paredes a un costado de la morgue de la Funeraria Santa Fe, ubicada en la avenida Justo Arosemena.
Una vez dieron el permiso, se entró a esa fría habitación. Al alzar la mirada, lo primero que se pudo observar tendido sobre la plancha metálica, pálido y frío como piedra, fue el cuerpo sin vida de un señor de unos 52 años de edad. Sus intestinos estaban a flor de piel, su cuerpo presentaba las primeras huellas de la degradación, las nalgas y el dorso estaban tiesos y amoratados.
Según explicaron, el embalsamador le aplica una inyección de un químico que fija el tejido para evitar que continúe su descomposición y la de los vasos sanguíneos. Este señor realizaba el procedimiento como si nada, pues su trabajo lo obliga a vivir, literalmente, rodeado de personas muertas, a convivir día a día con la muerte.
Experiencia inolvidable
Una vez adentro, la ansiedad se hacía notar en Alejandro, quien pensaba que por tratar de conocer esta oscura parte de la vida, podía quedar en un sueño eterno.
Llegó el momento y tres trabajadores de la funeraria ayudaron a colocarlo en el ataúd. Una vez dentro del alargado cajón de lujo, que tiene un costo de $1,900, cerró los ojos para darle paso al señor, a quien llamaremos “Claudio”, quien empezó su parte. Este señor tiene más de 15 años vistiendo cuerpos nacional e internacionalmente.
“Es una sensación extraña, pero la comodidad era como si estuvieras acostado en cientos de lanas. En un momento pensé que me estaba asfixiando, pero solo era mi mente que jugaba a cada instante conmigo”, admitió Alejandro.
El maquillaje es imprescindible
Una vez dentro, al cadáver se le aplica Agua Florida por cada extremo del ataúd, luego el polvo de cara para darle mejor presencia, ya que su cuerpo pálido debe de tener algo de color.
Se le debe colocar algodón en la nariz y las orejas, ya que cuando la persona muere ya no entra oxígeno y la sangre tiene que salir por algún lugar. Aunque también la sangre y los fluidos salen por la boca y los ojos.
Si la persona tiene abundante cabellera se le retoca con un corte, lo mismo sucede con los bigotes y la barba, pues al final tiene que dar un aspecto decente a la vista.
Cabe destacar que al muerto siempre se le viste con las mejores ropas que usaba en vida, se le adorna con sus joyas, se le maquilla y perfuma para que adquiera la mejor apariencia posible.
Dejan nostalgia a su paso
El ver una carroza fúnebre siempre ha sido cuestión de recelo y hasta miedo. No hay dudas que a su paso estas transmiten una especie de nostalgia y tristeza, pero para Miguel Cruz, un panameño común, la muerte significa el descanso a lo eterno. "La muerte es un proceso para todo ser humano y aunque a veces el dolor sea lo más fuerte, hay que resignarse”.
El último paseo
Estando DIAaDIA fuera de la Funeraria Santa Fe, ubicada en la avenida Justo Arosemena, en los alrededores del establecimiento constantemente entraban y salían personas que organizaban los preparativos por la pérdida de sus familiares.
Frente a la calle, unas cinco carrozas fúnebres estaban a la vista, tal cual la tradicional limusina que transporta a los novios al casarse, pero la diferencia entre ambas era notable al verlas de cerca. Todas las personas que pasaron ese día por la calle alargada, que parecía no tener final, solo agachaban sus rostros y algunos, incluso, se hacían la señal de la cruz.
Distintos precios
Siempre es difícil la pérdida de un ser querido, física y emocionalmente se sufre y muchas veces llegan a funerarias donde no explican bien los pasos que se deben seguir para darle una cristiana sepultura.
“La mayoría de las personas desconocen el procedimiento adecuado y el dinero que se requiere para descansar en paz”, explicó Máximo Beitía, encargado de la Funeraria Santa Fe. Informó que los servicios funerales anuales en su negocio, el 70% son económicos (rondan los $400), el 20% de lujo y el 10% clásico, entre 500 y 900.