Esta fue la investigación publicada en DIAaDIA, el 5 de marzo de 2003. (Foto: Erick A. Marciscano y Josué J. Arosemena / EPASA)
Didier Hernán Gil
| DIAaDIA
Sus rostros reflejan sentimientos de impotencia. Quisieran mover cielo y tierra, pero la falta de recursos económicos frustra sus objetivos. Algunos han optado por dejarlo todo en las manos de Dios. Hace cinco años, cuando nació, el primer tema de investigación que profundizó DIAaDIA fue "Niños en peligro", refiriéndose a la desaparición de niños en Panamá, lo que representaba una amenaza para las familias panameñas. El caso publicado fue el de la desaparición de la niña Mónica Serrano, pero había más.
En este lapso, algunos familiares de los desaparecidos han reforzado la búsqueda con apoyo internacional, pero otros se han resignado y han decidido pasar esa página de su vida a otro capítulo. DIAaDIA le cuenta hoy, cinco años después, qué ha trascendido en estas familias.
NO SE HA HECHO JUSTICIA
Katiuska Murillo, de 3 años, desapareció el 7 de noviembre de 1998. Diez años después, su madre Evangelista Lagaite sigue reclamando que no hay nadie preso por el caso de su hija. Narró que vivía con uno de sus suegros en el sector La Primavera N.1, en Nueva Libia, y se enteró, 25 días después de la desaparición de su hija, de que el colombiano Santos Valencia le comunicó a su cuñado que se llevaría a la pequeña. ¿Qué pasó? ¿Por qué la represalia?
"La que sabe es la familia de mi esposo. Ellos sí se dieron cuenta de por qué Santos Valencia venía a buscar a mi hija, pero callaron todo", manifestó.
SE APROVECHARON DE SU CANSANCIO
Relató que su suegro murió el 5 de noviembre, pasó toda la noche despierta y al amanecer se fue a descansar. Precisó que su cuñado y su suegra quedaron en el portal de la casa y al rato escuchó que su hija mayor la llamaba para alertarla de lo que ocurría. Sin embargo, su esposo le dijo que se acostara, pues nada iba a pasar. Es así como desapareció la pequeña "Kalena", como cariñosamente le llamaban.
SE DEJARON POR HABER CALLADO
Hace tres años, Lagaite se separó del padre de sus hijas, el colombiano Jesús María Murillo Moreno, pues el esfuerzo por rescatar a su hija fue nulo. "Nunca me dio una justificación", dijo. No obstante, agregó que Santos Valencia le prestó 300 dólares a su esposo para comprar un bote y recalcó que "cosa ilícita no fue".
Declaraciones ofrecidas a la fenecida Policía Técnica Judicial (PTJ) confirman que la acción de Santos Valencia fue por rencillas con el padre y tomó venganza con la niña, según la versión de una pariente de Murillo.
Al consultarle sobre las investigaciones realizadas en este caso, Lagaite consideró que fue un proceso malo, pues al final la querían someter a prueba con un detector de mentiras, pero no lo permitió.
LLAMADAS DE ESPERANZA
Y como la esperanza es lo último que se pierde, Evangelista Lagaite dijo que ha recibido dos llamadas de pescadores de Darién que le indican que su hija está bien y que se encuentra en Colombia. DIAaDIA trató de contactar al señor Murillo en El Progreso de Alcalde Díaz, donde formó otra familia, pero no fue posible. Lagaite afirmó que a veces se encuentran, sin embargo, es como si no lo estuviera viendo.
NO DEJO RASTROS
Otros panameños que viven un Via Crucis diario son María Trinidad de Gracia y Bonifacio Pino, padres del niño Amilcar Pino, quien desapareció cuando tenía 4 años en Pocrí de Aguadulce. DIAaDIA se trasladó hasta el sector Nuevo Perú, Las Malvinas, un lugar considerado como peligroso y donde las rondas policiales terminan en balaceras. Sus propios moradores admiten que la droga circula allí como pan caliente. Dentro de este poblado, en una casa improvisada de zinc, se ubicó a María Trinidad, quien charlaba con sus otros cuatro hijos. Ella contó, sentada en un tanque de pintura plástico, pues no hay muchas sillas, que desde aquel 19 de agosto de 1994, su días transcurren con un nudo en la garganta.
"Si un hijo muere, uno sabe que está enterrado y que no hay esperanza, pero Amilcar se me perdió y no sé nada de él", lamentó.
A criterio de esta madre, a su niño se lo llevaron. "Mi instinto de madre me lo dice", afirmó.
Expresó que las autoridades trataron de cerrar el caso desde lo nueve años, pero no fue hasta los doce cuando lo lograron. Ante esto dijo: "Lo único que me queda es la esperanza en Dios", destacó.
Su deseo es que si está vivo, que Dios le dé la oportunidad de verlo. El próximo 14 de mayo su hijo cumpliría 18 años.
Ella ha llegado a pensar que todo esto "es como un castigo", pese a que asegura que ni ella ni su ex pareja tenían enemigos acérrimos para cometer semejante acto. Esta mujer está desempleada y se separó del padre de Amílcar. Hace doce años, un hombre llegó a su casa y le dijo que su hijo estaba en buenas manos y que tenía hasta empleada. Mientras buscó ayuda policial, el hombre desapareció. Al preguntarle que si le devolvieran a su hijo, perdonaría a la persona que se lo llevó, respondió que "tal vez de la alegría, pero esto es algo que no se lo deseo ni a mi peor enemigo".
A LA BUENA DE DIOS
En Chepo, la familia Jiménez ha optado por casi ni hablar del caso. Al menos así lo ha acordado esta familia. El menor Miguel Ángel Jiménez, de cuatro años, desapareció el 15 de agosto de 1975, mientras estaba en el balneario del río Mamoní. Hoy tendría 37 años y se presume que un bañista se lo llevó y lo sacaron del país. Esa es una de las hipótesis que maneja la familia.
Lo último que saben y que contó su hermana Nedelka Jiménez es que vecinos y amigos dijeron que en un programa de Cristina apareció un muchacho que decía que fue llevado del río Mamoní y que estaba buscando a su familia en Panamá. Explicó que al consultar al canal local que retransmitió el programa le informaron que ya ese programa había sido grabado desde hacía mucho tiempo. En fin, Jiménez informó que en aquella época las investigaciones dieron pocos frutos y eso se refleja con las más recientes desapariciones.
SIGUE LA BUSQUEDA
El caso de la niña Mónica Serrano ha sido el más reciente de niños desaparecidos. Su madre, Mónica de Serrano, expresó que hoy día está tratando de obtener las fotos de otros niños desaparecidos para actualizarla con el apoyo del Órgano de Investigación Judicial (OIJ) en Costa Rica. Todo estos trámite se están realizando vía e-mail, pues los viajes están aplazados debido a los costos que representan. Además de que se está buscando el financiamiento de una valla publicitaria con las fotos actualizadas de los desaparecidos y que estaría ubicada en las cercanías del puente de Las Américas.
Sobre la lentitud en la búsqueda de su hija dijo: "La verdad, no me sorprende la actitud de los investigadores en Panamá. Ellos dicen que están buscando a la niña, pero no me pueden engañar". Solicitó que la investigación sea continua y que el Gobierno invierta más en esas búsquedas. En el ámbito familiar respondió que "todos los días nos acordamos de la niña y le pedimos a Dios que nos ilumine para saber dónde está y con quién está".
¡COMO EL CANGREJO!
En la investigación del 2003, se conoció que las estadísticas de la PTJ y de la Policía Nacional eran abismales, pues la primera registraba 14 y la otra 2. Cinco años después, la Dirección de Investigación Judicial (DIJ) informa que el último caso que han atendido es el de Mónica Serrano, pues los otros reportes son considerados como niños que se van de casa por diversas razones y luego aparecen. Por ejemplo, el año pasado fueron 24. No obstante, aclararon que en el 2004, la División de Homicidios, no investigaba estos casos. No fue hasta enero 2005 cuando esta entidad registró un aumento de niños desaparecidos, debido a que los reportes del 2004 se investigaron ese año.
¿POR QUE DESAPARECEN?
Los motivos son diversos y se hace difícil tener un perfil del posible autor del delito: entre ellos, el tráfico de órganos, la venta de niños para la adopción, pornografía infantil, riñas entre padres y hasta ajustes de cuentas por casos vinculados a drogas.