Eran las 11:04 a.m. cuando a la estación de Bomberos de Plaza Amador entró la llamada que alertaba de un fuego en Patio Pinel. De inmediato, los camisas rojas llegaron al caserón T-151, pero el cuarto donde vivía el señor Guillermo Santana y su hermano ya se había incendiado. Ellos empezaron a sofocar el fuego, que en un principio era extinguido por los vecinos del área.

Allí, en una esquina, sin camisa, todo lleno de hollín y con un pequeño cartucho con unas cuantas piezas de ropa, estaba Guillermo, quien espera un apoyo de las autoridades pues, al igual que su hermano, lo perdió todo.