Su puesto de venta de productos es casi un emblema en La Arena de Chitré. La señora Delicia Santana de Poveda, a quien todos llaman con cariño "Chichita", es un vivo ejemplo de que el seguir los consejos de una madre lo puede hacer a uno prosperar.
La señora Chichita aprendió todo lo que sabe de cerámica de su madre, de quien heredó, además de unas diestras manos, el nombre.
Reconoció que la creadora de sus días no sólo se preocupó de su educación, sino también de la de sus alumnos, pues era una de las maestras más queridas de la tierra del más delicioso pan de Panamá.
A ellos les inculcó que se cultivara y se mejorara las técnicas en barro, puesto que por haber mucha pobreza, de esa manera, si no culminaban su escuela, por lo menos tendrían cómo ganarse el sustento diario.
En negocio hay infinidades de piezas a precios accesibles. "Hay muchas piezas chicas y piezas grandes, en las que hay también modernismo, porque cada día se aprende más y hay que ponerse al día para no quedarse atrás", admitió.
Sobre los turistas, dijo que los nacionales son los más interesados en comprar las artesanías, sobre todo los de Chiriquí y los de Panamá.
Entre los productos más codiciados están las campanitas, los dormilones o borrachitos, platos de pared, los ceniceros y, por supuesto, los potes.
Esta hábil artesana destacó que tiene tres hijos, dos profesionales y una que es discapacitada, a la que dedica mucho de su tiempo, ya que no camina ni habla.
Reconoció que sus hijos practican muy poco este arte en barro; no obstante, ha encontrado un gran apoyo en su yerno, de quien dice es un hombre inteligente y con mucha creatividad. "Mi yerno me trabaja unas fuentes muy bonitas, él sabe trabajar muy bien las cerámicas, hace sapos y tinajas con adornos, sus papás también son muy artísticos", dijo.
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