"Nosotros vamos adonde nos mandan". Con estas palabras, la enfermera Rina de Farco dejó en claro su voluntad por ayudar a los demás.

Ella sabe que muchos "ángeles blancos", como son llamados, dejan a su familia a un lado, para dedicarse a su profesión.

Con 27 años de carrera se siente muy orgullosa, porque pudo cumplir su sueño de vestirse de blanco, usar una cofia y, lo más importante de todo, poder ayudar a los más necesitados.

Pero todo este camino de éxito no fue nada fácil alcanzarlo, pues en su vida de estudiante no contaba con los recursos económicos necesarios para sufragar los gastos de la carrera de enfermería.

Gracias a un tío, que le compraba los libros, pudo estudiar. Esto lo combinó con su determinación de ser alguien en la vida, por eso siempre trabajaba en la universidad para pagar su matrícula.

Guarda buenos momentos de su carrera como enfermera, pero el más memorable fue cuando le salvó la pierna al señor Jorge Matsufuji, presidente de la fundación Shinmatsu, de que fuera amputada.

Casada y con dos hijos, organiza muy bien su tiempo para que su profesión no sea un obstáculo para disfrutar de su familia, que es lo más importante que tiene en la vida.

METAS

En un futuro no muy lejano sueña con poner una empresa de salud ocupacional en compañía de su hija y así convertirse en toda una empresaria.

Como sabe que la forma para alcanzar todas las metas que se ha puesto en la vida es estudiando, ha optado por una maestría en salud ocupacional, especialidad en la que ya tiene un posgrado.

Por el momento, se siente muy feliz trabajando en el Centro de Salud de Curundú, a pesar de las constantes balaceras y de lo peligroso del lugar, pues le gustan los retos y siempre los ha superado.

PRIVADOS

Toda su vida ha trabajo en hospitales privados, actualmente trabaja para el Ministerio de Salud.