En el 2007, el Comedor confeccionó 3,500 uniformes. Actualmente, las máquinas de coser que poseen están de adorno. (Foto: JESÚS SIMMONS /EPASA)
Jesús Simmons
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Su fe mueve montañas. Hace nueve años, Alfredo Rosas, de 77 años, por invitación de una maestra, visitó la escuela Ascanio Villalaz, ubicada en San Joaquín. Ver a los niños dormidos y sin ganas de estudiar, porque tenían hambre movió su corazón y desde entonces, contra viento y marea, siempre tiene un plato de comida para ellos.
Él fundó el Comedor Divino Niño en San Joaquín, donde al comienzo solo eran 70 niños, pero en la actualidad tiene unos 360 pequeñines, 80 jóvenes y 40 adultos mayores.
Pero la labor de Alfredo es titánica, ya que las donaciones que llegan al comedor son muy pocas. Es por eso que una parte de su cheque de jubilación lo gasta comprando comida para los niños.
A pesar de las carencias no desmaya en su misión, ya que siempre aparece un angelito cuando más lo necesitan. Lo único que desea es que la gente, el Gobierno y la empresa privada lo ayuden para seguir apoyando a los niños de San Joaquín.
MOCHILAS
Ayer, el Club Activo 20-30 Panamá Noreste les entregó 400 mochilas con útiles escolares a los niños del Comedor Divino Niño.