Un menor casi lo mata. Melquiades Pimentel es un humilde trabajador de 47 años que hoy día se mantiene en su casa desde el pasado 10 de febrero, luego de que un menor de 17 años lo impactara en la barriga y en la mano. Todo esto ocurrió momentos en que empezaba su trabajo como repartidor de la Panadería Santa Librada. Eran las 8:00 de la mañana cuando llegó al minisúper Veragüense, en Nueva Libia; luego de terminar de bajar la mercancía, el menor lo amenazó con un arma calibre 22 y le pidió dinero. "Dame la plata, dijo, y de una vez soltó el plomazo", señaló Melquiades.
Ni siquiera le robó nada, pero hizo tres disparos, donde dos balas perforaron su cuerpo y la tercera la recibió el camión que manejaba.
Desde ese entonces se mantiene frustrado, sin poder dar muchos pasos, y con señales evidentes de una cicatriz de 33 puntos en la barriga, producto de la operación que sufrió. Melquiades pasó 12 días en el hospital, una de las balas le perforó el estómago, le afectó el intestino delgado y el bazo. Ahora, tanto él como su esposa Mireya, sólo piden justicia, porque se han informado que a raíz de la falta de evidencias, la Fiscalía Auxiliar supuestamente soltó al menor. Mientras este trabajador está incapacitado, el joven se encuentra de lo mejor en la calle. Mireya se siente defraudada con este Gobierno, porque mientras se dice que la violencia ha bajado, su esposo es la prueba de que se mantiene igual.
|