Determine el tiempo y resérvelo estrictamente para usted y para él (puede ser luego de la comida, antes de dormir o durante un paseo).
Establezca contacto visual. Con ello, le comunica a su hijo que usted es serio y que está seguro de lo que está diciendo.
Sea abierto, trate de ver las cosas desde el punto de vista de su hijo.
Conozca las ideas y sugerencias de su vástago. Alábelo cuando las ideas son buenas; hable acerca de los efectos positivos que resultarán de ellas. Dé una guía positiva cuando sea necesario, ayude a su hijo a pensar acerca de las consecuencias de tomar una mala decisión y explotar otras.