
Ante esta preocupación, la Dra. Leticia Ruiz, coordinadora nacional de trasplante de la Caja de Seguro Social (CSS), explicó que la venta de órganos o turismo de trasplante está prohibido en Panamá por la Ley 3 general de trasplante de componente anatómico del 2010.
Agregó que ningún hospital en el país tiene licencia para realizar trasplante renal de fallecidos. Los trasplantes renales de fallecidos que hay se han hecho en la Caja de Seguro Social. Los únicos trasplantes de órganos renales que se hacen en clínicas privadas son de pacientes vivos relacionados y solo tienen certificación el Hospital Nacional y el Hospital de Punta Pacífica, que está en trámite de renovar su licencia.
Explicó que una vez se comprueba que el paciente tiene un familiar compatible en cuarto grado de consanguinidad o segundo de afinidad, que no pida remuneración económica y que la donación sea voluntaria y altruista, se le hacen las pruebas con ese donante potencial. Afirmó que se hacen todos estos controles para evitar el tráfico y venta de órganos. Adicional se evalúa al donante física y psiquiátricamente para determinar si la donación no afectará su vida o si no está siendo coaccionado para donar su órgano.
En el caso de que las personas no tengan un familiar que pueda ser donante, el protocolo las contempla para un donante fallecido y entran a una lista de espera de pacientes renales que es única y nacional, a la que tienen acceso los pacientes asegurados y no asegurados.