La Policía española culminó la mayor operación contra la piratería audiovisual realizada en España, al desarticular un grupo chino que realizaba unas 80,000 copias ilegales al día.
El taller de falsificación de películas y música abastecía a vendedores ambulantes de distintas provincias y, con la venta de las copias ilegales, obtenía unos $370,000.