No existe día malo en su agenda. Las quejas están de más en la vida de Iris de González, quien en medio de su trabajo repite una y otra vez que siempre le va bien.

Y es que esta mujer de 42 años, vende empanadas, chichas y desayunos en la esquina de la calle de hielería, ubicada frente al Club de Montañas de Tumba Muerto.

Cuenta que inició en este trabajo hace 10 años, cuando renunció a su empleo. En principio atendía sola, hasta que un tiempo después se le unió su esposo, Rigoberto.

En los primeros años le iba mejor "antes la economía estaba bien y había más trabajo", dijo. Pero eso no significa que le vaya mal. "Todo lo que hago, sea mucho o sea poco es ganancia", señaló Iris.

Y su esfuerzo ha rendido frutos. Con lo que ha ganado, trabajando de lunes a sábado de 5: 45 a.m. hasta la 1 p.m., ha logrado terminar su casa, pagar el busito del negocio, comprar otro carro y pagar los estudios de sus dos hijos.

Iris considera, que todo lo que tiene es una bendición de Dios, ya que ella como buena cristiana sigue su camino y confía en él. "Aquí a los panameños les da pena este trabajo, son gente floja que quiere un empleo donde entren tarde y salgan temprano, deben salir a calle a buscar, por lo menos este trabajo siempre deja", indicó esta chiricana luchadora y optimista.

Muchas personas la han tratado de extranjera, debido a que es raro que una panameña se dedique a este negocio. Pero ella demuestra a diario, lo que se puede lograr con perseverancia y sin hacerle daño a nadie.

Exhortó a las mujeres a leer Isaías 46 y Jeremías 29, pasajes bíblicos que "le darán fortaleza y confianza en el futuro".

Ella paga sus impuestos municipales, declara renta y tiene su patente, pero no se quiere quedar nadas más en esto. Desea establecer un local con otro tipo de negocio, pero sin dejar de atender la venta de chichas, empanadas y frituras.

CAPACITADA

Iris es graduada de comercio y, además, ha tomado cursos de computadora y belleza.