En un pequeño e improvisado puestito, el señor Fabio Díaz, se dedica a vender desde pastillas hasta desodorantes.

Fabio, quien se jubiló como trabajador de la construcción, luego de un merecido descanso y ante los apuros económicos, decidió poner su puesto en el famoso Parque de Santa Ana, mejor conocido como el "Parque de los Aburridos". Durante nueve años seguidos, Fabio ha trabajado diariamente, desde las 8 de la mañana hasta las 6 de la tarde. "No hago nada metido solo en mi casa", dice Fabio.

Aunque los ingresos no son tantos, Fabio asegura que "siempre se saca alguito", ya que mientras él trata de conseguir algo más en Panamá, su esposa se mantiene viviendo en Parita.

Cada dos semanas, uno de los dos viaja para ver a su pareja.

Como en botica, este humilde panameño tiene de todo para vender en su negocio: lentes, navajas de afeitar, peinillas, baterías, toallitas, pero lo que mejor se vende son las pastillas.

Para pasar el tiempo, pues en algunos días la venta es lenta, Fabio se dedica a charlar con sus compañeros del parque. De esta forma, se ha hecho muchos amigos, desde quienes frecuentan el lugar hasta personas que van de paso.

"En estos últimos días, las ventas han bajado, pero si uno se mantiene es, precisamente, porque los clientes siempre llegan a comprar", acotó.

SALUDABLE

Para Fabio, la edad no importa; mientras las fuerzas se lo permitan, trabajará todos los días.