Al parecer, ya era hora de abordar el avión. El reloj marcaba las 10: 25 a.m., cuando una joven, con una encantadora voz, hizo el primer llamado a los pasajeros de la clase ejecutiva, con destino a Miami, Florida.
"Creo que vamos a demorar otro rato más aquí en el Aeropuerto Internacional de Tocumen", dijo ayer Rogelio Espiño, quien se disponía a reencontrarse en Florida, con el único campeón mundial que en estos momentos hay en su cuadra (Los Rockeros), Celestino "Pelenchín" Caballero.
Sentada al lado de Espiño, se encontraba la esposa de "Pelenchín", Mitzelda, quien no emitía palabra alguna. Sin embargo, la sonrisa que aparecía en sus labios reflejaba su felicidad, porque ella era consciente que en las próximas horas estaría apoyando de corazón a su esposo, en la primera defensa de su título del peso Súper Gallo de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB).
"Estoy feliz, pero también algo nerviosa por mi primer viaje", comentó.
Mientras que los pasajeros de la clase ejecutiva eran atendidos, EPASA aprovechó la oportunidad para conocer una historia como ninguna... la historia de dos triunfadores, que creyeron ciegamente con un mismo objetivo: darle otro título mundial de boxeo a Panamá.
NACE LA HISTORIA
Era el año 2000, cuando Rogelio Espiño comenzó a dar sus primeros pasos como apoderado y promotor de boxeo en Panamá. En ese momento, "Pelenchín" no pertenecía a su cuadra, pero sí existía una relación de amigos.
"Celestino era muy amigo del difunto Pedro Alcázar, quien era el campeón de nuestra cuadra. Por eso teníamos una buena relación de amigos", comentó.
Espiño reveló que apoyó a "Pelenchín", cuando era pupilo de Carlos Pasko, programándolo para diferentes cartillas que organizó.
De repente, sucedió lo inesperado: febrero de 2001, "Pelenchín" , junto al difunto Pedro Alcázar, se accidentaron en un automóvil, sacando la peor parte el hoy campeón del mundo, al sufrir severos golpes en el cráneo.
"Luego de este accidente, le compré el contrato a Pasko, casado con el de Wilmer Gómez.
DERROTAS INESPERADAS
La relación de apoderado y boxeador había comenzado entre Espiño y Caballero. Inmediatamente, las victorias se hicieron presentes, hasta que apareció en el camino el venezolano José "Cheo" Rojas, en el 2003.
"Fue un duro golpe para nosotros, porque Celestino estaba dominado cuando fue noqueado en el tercer asalto", dijo Espiño, quien, inmediatamente, recordó el otro revés que le cambió la vida a su pupilo.
"Queríamos buscar una pelea que le diera confianza a Celestino y por eso firmamos para combatir en el 2004 con Ricardo Córdoba.
CAMINO A LA GLORIA
"Pasajeros que estén desde los asientos 20 al 10, pasar para la revisión", se escuchó nuevamente aquella voz angelical. Antes de la revisión, Espiño se refirió a la pelea que le abrió el camino a la gloria a "Pelenchín".
"Recuerdo que me llamó Tutico Zabala para ofrecerme la pelea con el mexicano Daniel Ponce De León. Me ofrecían, creo que siete mil dólares, pero no podía aceptar hasta que hablara con 'Pelenchín', porque el mexicano tenía 23 nocauts en 24 combates", señaló.
"Honestamente, yo no quería la pelea, pero cuando hablé con 'Pelenchín' me dijo que esa era la oportunidad que estaba esperando, porque se disputaba la posición número uno de la Federación Internacional de Boxeo (FIB). Gracias a Dios, ganó la pelea y hoy es campeón del mundo, no en la FIB, pero sí en la AMB", indicó Espiño.
TENIAN FE
Su apoderado Rogelio Espiño siempre confió que Celestino "Pelenchín" Caballero iba a llegar a ser campeón del mundo.
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