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¡Sólo para los grandes!

José Pineda | DIAaDIA

Aún faltaban unos minutos para las 7: 00 a.m. Empezó la corredera y grupos de seis y siete personas cargaban los cayucos que aceleradamente fueron bautizados con el agua que bordeaba la rivera sur de la Esclusa de Gatún, en la provincia de Colón. Algunos frotaban crema bloqueadora contra los rayos del sol en sus piernas, espalda, manos, orejas y nariz. Otros terminaban de llenar los tanques de 3 litros de bebida rehidratante, agua, y depositaron algunas cosas para comer. Todos se preparaban para emprender la segunda etapa de la Carrera de Cayucos de océano a océano, pero pocos presagiaron que la travesía sería de la más duras y castigadoras de los últimos años.

"¡Vamos, vamos, rápido, todos en fila, quiten ese cayuco de allí, vamos, a moverse, nos vamos!", decía el jefe de operaciones a bordo de una embarcación pequeña con etiqueta de supervisora y un megáfono con un sonido penetrante.

¡Vamos, vamos, chicos... cuidado al bajar la rampa, no quiero a nadie en la zona de embarque, que no vaya a competir", explicaba, mientras que los atletas cortaban el agua con sus remos e iniciaban su camino a la zona de partida.

PARA LOS MEJORES...

Arrancó la contienda y poco a poco , se lanzaron hacia su destino . La corriente estaba fuerte, casi no soplaba brisa, el sol más asesino que nunca y más de 400 guerreros que remaban sin parar. El entrenamiento jugó un papel decisivo en el desarrollo de la carrera, la fuerza empezaba a perderse y algunos botes desertaron de su misión en la bolla 39.

Llantos que simbolizan la vergüenza deportiva, se confundían con las gotas de sudor y salpicones de agua de la ruta canalera. Tristeza, decepción, pero mucho coraje y orgullo de quienes tienen el valor para lanzarse al agua y llevarse los honores.

"Jornada criminal, fue dura", dijo uno de los participantes. Sus brazos casi inmóviles, calambres en sus piernas y estómago y pocas fuerzas para cruzar de una barca de apoyo, a la embarcación de apoyo y seguridad.

"Mi trabajo es recoger a todos los que se quedan y garantizar la seguridad", dijo el capitán Andrés Sing.

En su labor de apoyo, se recogieron a cuatro valientes de la embarcación "Merachos". Una cuarteta de valientes que tuvo que parar por el extremo cansancio. Shassia Unillus, una atleta extrema por naturaleza, asumió el reto y cumplió. Arquitecta de profesión, 25 años, la joven de cuerpo torneado y cejas finamente delineadas aprendió a nadar hace poco y su meta era competir en cayucos. "Lo logré, me gustan estos deportes, mi reto era competir en cayucos y lo logré, pues le tenía un tremendo pánico al agua, pero estoy contenta, logré mi objetivo".

LOS GRANDES...

Unos cayeron en el camino, pero recogerán su bandera y hoy seguirán adelante. Los que llegaron saborearon la miel del triunfo. Un entrenador dijo que su equipo ganó , porque entrena cinco de siete días a la semana y por espacio de tres horas diarias. "Entrenamos fuerte, somos los mejores y nos basamos en un régimen de mucha fuerza", explicó.

Según comentaba, sus pupilos entrenaron con la ley del "remo partido". "Ellos sólo podían parar de entrenar cuando se le parte un remo, tienen que trabajar duro", sostuvo.

Hoy, desde muy temprano, el sol volverá a brillar para todos. Al amanecer todos sonríen al verlo emerger en la zona este, pero unas horas más tarde será cruel, agobiante y hasta torturador.

9: 30 A.M.

Jornada de hoy, inicia a las 9: 30 de la mañana en la boya 93 de Gamboa. En la foto el equipo Mis Chief.





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