Cambiar de escuela cada año es como una pesadilla. Algunos padres, para la comodidad de sus hijos, deciden sacarlos de su plantel por otro más cercano del hogar, con mayor disciplina, o simplemente en el que no tengan las mismas compañías que en años anteriores. De lo que no se asesoran estos jefes de familia es de la pesadilla que tiene que enfrentar el chico, quien se torna más rebelde con este cambio, o de plano se vuelve un ermitaño.

La sicóloga Geraldine Emiliani nos explica que los cambios de escuela se deben dar sólo cuando el niño no da la talla en el aprendizaje y

o conducta, o porque debido a las exigencias académicas del colegio ya no puede permanecer allí. "Cuando esto sucede, los padres deben tomar la decisión de sacarlo o que repita el grado escolar, pero a veces la preocupación de los padres los hace actuar de manera irreflexiva".

TIMIDOS Y SENSIBLES

Incontables historias podemos relatar de jóvenes y niños que no están de acuerdo con dejar todas las amistades que han hecho en la escuela, aunque lo que más afecta a un chico es que lo cambien de un colegio privado a uno particular.

Herir la sensibilidad de estas personas influirá en su desarrollo como individuo. En algunos casos, el trauma ha sido tan grande que el chico prefiere dejar de estudiar para siempre, hecho del que se arrepentirá más adelante. Para que esto no suceda, la psicóloga recomienda que los padres escojan colegios con herramientas y estrategias, para recibir a los recién llegados y ayudarlos en su transición. En otras palabras, debemos ubicar a nuestros pequeños en lugares preparados para albergar a cada persona como si toda la vida hubiese estudiado allí.