A los difuntos que van hacia el interior son preparados con formalina.
Carolina Sánchez P.
| DIAaDIA
Muchos panameños tienen la esperanza de trabajar y ganarse la vida honradamente. Sin embargo, hay empleos que requieren de mucha valentía y fortaleza. Este es el caso de las personas que visten y maquillan a los muertos. Sobre ellos recae la tarea de mostrar a los difuntos lo más presentable posible, pues algunos cadáveres quedan destruidos por accidentes de tránsito u otros hechos trágicos.
ES UNA PROFESION MAS
Luis Conte trabaja en una funeraria y dijo que la primera vez que le tocó vestir a un difunto se sentía angustiado. No se atrevía ni a verlo, pero no le quedó de otra. Se dijo: "Esta es una profesión como cualquier otra" y siguió adelante.
Recordó que en aquella ocasión entraba y salía de salón por los nervios, pero aseguró que fue superando esa situación.
GAJES DEL OFICIO
Estando frente a la Morgue Judicial, donde Conte espera a sus clientes, comentó que una de las experiencias más tristes fue cuando tuvo que vestir a un sujeto que se cayó de un edificio, por lo que sus huesos estaban todos quebrados. Como pudo lo vistió, pero admitió que cuando este tipo de cosas suceden, el trabajo se les hace más difícil para poder vestirlos, pues el cuerpo frío toma muchas formas y para poder arreglarlos deben darle "unos golpecitos".
DURA EXPERIENCIA
Además, recordó que le tocó vestir a un niño que murió electrocutado. Eso lo llenó de dolor, pues pensó que era una persona inocente que no merecía morir. "Tuve que contener mis lágrimas y hacer mi trabajo. Ese día, la madre del niño trató de matarse con un cuchillo que consiguió en una de las entidades cercanas a la Morgue Judicial. Tuve que aconsejarla, hablarle de la Palabra de Dios y darle ánimo", relató.
UNA LARGA ESPERA
Uno de los datos curiosos es que las personas que venden servicios funerarios pasan más de 12 horas esperando en las afueras de la morgue a que llegue un cliente.
A veces pasan hasta tres semanas y no hay negocio, pero no bajan la guardia.
Carlos Cortés, quien se dedica a esta labor, manifestó que tras una larga espera llega alguien y solicita un paquete económico, cuyo valor es de B/.175. En esos momentos el negocio no es muy rentable.
UN COMPLEMENTO DE SU TRABAJO
Cortés, quien tiene seis años de estar en el negocio, reveló que todos los días que sale de casa pide a Dios que le dé fortaleza para poder darle consuelo a los familiares de los difuntos que atenderá. Agregó que una de sus prioridades es buscar la mejor comodidad para sus clientes, orientándoles y, por supuesto, ofreciendo sus paquetes promocionales.
MAS QUE VALIENTE
Sentado en un muro de concreto y muy pensativo, Cortés reiteró que para realizar este trabajo se amerita ser valiente. Expresó que este es un negocio familiar y aunque ha aplicado para otros puestos, ha tenido que volver a tomar las riendas del negocio como administrador de la funeraria.
SABEN DE LA BIBLIA
Cada caso que llega a la morgue es una nueva experiencia. Allí ha tenido que ver a muchas personas llorar, desmayarse y gritar. Ante esos casos hace las veces de orientador, pues les da mensajes bíblicos. Curiosamente, la mayoría de los que venden servicios funerarios son evangélicos, por lo que no se les hace difícil hablarle de la Biblia. En este trabajo también se debe acompañar a los dolientes a hacer los trámites necesarios para luego "entrar en acción".
RECUERDOS DIFICILES
Cortés dijo que uno de los casos más trágicos que le tocó atender fue cuando vistió un cadáver que tenía gusanos en su cuerpo. "Jamás había visto algo así y me angustié". Sólo se limitó a cubrirlos y listo.
COMO ESTILISTAS
En las funerarias se utiliza maquillaje, al igual que un salón de belleza. Para cada piel hay una tonalidad. La finalidad del maquillaje es para borrar los daños ocurridos en el rostro.
TODO LO QUE SE REQUIERE...
Para las personas que tienen que hacer los tramites de defunción es necesario llevar la partida de nacimiento, copia de la cédula del occiso y copia de la cédula de la persona responsable que hace el trámite.
Cabe resaltar que las personas deben llevar la ropa con que quiere que vistan a su ser querido. Además, se le pide que lleve algodón, que es utilizado para ponerle a la persona en la boca y tapones para los huecos de la nariz y los oídos.
Se informó a DIAaDIA que los difuntos salen con todos sus órganos y es falso que les extraen la lengua como se especula. A menos que se trate de un caso de donación de órganos.
ENTRE LOS BARATO Y LO CARO
Cortés dijo que los servicios de cremación salen más caros que un entierro común, pero que a la larga sale más económico. Explicó que a una persona que solicita una cremación le sale caro, pero después puede tener la urna en la casa y no pagar los impuestos que exige la Alcaldía. Sin embargo, para las personas que piden entierros, utilizando ataúd, el precio sale más barato al momento, pero a la larga deben pagar más por los impuestos.
DIFICULTAD
Las personas entrevistadas manifestaron que lo más tedioso para vestir a un cadáver es cuando el difunto es muy alto y obeso, porque es más complicado para cargarlos.
POR SOLIDARIDAD
Eleida de Gracia dijo que desde que cumplió los 45 años empezó ha vestir a varios difuntos de su familia y de personas conocidas. Ella comentó que no cobra por vestirlos, porque siempre hay alguien que tiene que hacer esta tarea. Ella cree que Dios le ha dado la fortaleza.
PIENSA QUE ESTAN DORMIDOS
De Gracía explicó que se prepara psicológicamente y cuando los está vistiendo, se hace la idea de que están dormidos y habla con los difuntos diciéndole: "pero que nariz tan linda tienes", y cosas como esas para tratar de resaltar los atributos físicos del muerto.
Y aunque Eleida no cobra, personas como Luis Conte cobra diez dólares por vestir y maquillar a los difuntos, fuera de su negocio familiar.
INSEGURIDAD
Las personas que visten difuntos deben utilizar guantes, bata blanca y mascarilla. Pese a estos utensilios, los trabajadores están expuestos a enfermedades, porque hay quienes fallecen de tuberculosis, SIDA y otras enfermedades. Corren riesgo al tener contacto con la sangre o el agua que emana del cuerpo.