Las montañas de Cerro Azul esconden la historia de sacrificios de una familia con deseos de superarse. Teodolinda y Mikelo Carpintero viven en Buena Vista con sus siete hijos, todos menores de edad.
A la vida de esta familia llegó DIAaDIA con mochilas equipadas con cuadernos, lápices y reglas, uniformes y zapatos.
Con una sonora carcajada, John, el pequeño que va a kinder, fue el primero en recibir la canasta escolar. Abrazó con fuerza la lonchera y, al abrir la mochila para ver los uniformes, lanzó un grito de emoción. Igual respuesta tuvo Diana, de 10 años, al colocarse los zapatos.
En un inicio, uraño y lleno de llanto, Miguel, de tres años, tomó varios minutos en dejarse medir los calzados, pero al final accedió con una mirada coqueta. Una protagonista silenciosa fue la señora Teodolinda, que entraba a su casita de zinc, donde sollozaba de alegría por ver a sus hijos contentos. El momento más emotivo de esta reunión fue cuando Miguel, el mismo que renuente se negaba a colocarse los zapatos, le entregó a la editora de DIAaDIA, Elizabeth de Lao, un avioncito como señal de agradecimiento, lo que demuestra que hasta en la mayor de las pobrezas no hay más alegría que el poder dar.
EXPERIENCIA
No cabe duda de que la mejor recompensa del hombre debe ser la felicidad de poder ayudar, aunque sea un poco, a los más necesitados.
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