Este año, los aromas, las luces, los toques de trompeta y los redobles de tambores de la Semana Santa de Málaga no son los mismos para Antonio Banderas. El actor malagueño desfiló ayer por las calles de la ciudad como mayordomo de trono en la procesión de la Virgen de Lágrima y Favores y reconoció que lo vivía con un sabor agridulce tras el fallecimiento de su padre el 2 de febrero, después de una larga enfermedad. ¡Pobre!