Ánimas la habitan


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Los moradores no quieren ni mirar hacia la vivienda.

FOTOS: ROBERTO BARRIOS

  • Ánimas la habitan

    Los moradores no quieren ni mirar hacia la vivienda.

    FOTOS: ROBERTO BARRIOS

  • Ánimas la habitan

    Algunos objetos están fuera de la vivienda.

  • Ánimas la habitan

    Dentro de la casa, todo sigue igual.

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    Los moradores no quieren ni mirar hacia la vivienda.

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    Algunos objetos están fuera de la vivienda.

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    Dentro de la casa, todo sigue igual.

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    Los moradores no quieren ni mirar hacia la vivienda.

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    Algunos objetos están fuera de la vivienda.

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    Dentro de la casa, todo sigue igual.

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    Los moradores no quieren ni mirar hacia la vivienda.

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    Algunos objetos están fuera de la vivienda.

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    Dentro de la casa, todo sigue igual.

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    Algunos objetos están fuera de la vivienda.

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    Dentro de la casa, todo sigue igual.

Yanelis Domínguez - DIAaDIA

Tenebroso. La Navidad ya pasó, pero unos foquitos que amenazan con caer son quizás los únicos testigos mudos de lo que sucede cuando la noche cae en la casa ubicada en la comunidad El Campesino N.° 1 de La Chorrera, donde en septiembre del año pasado fueron encontrados los cuerpos de cinco jóvenes de origen chino, todos residentes en La Chorrera.

No es una película de terror, pero basta solo con que una persona se pare frente a la casa y su cuerpo se erice al observar las paredes manchadas, ropa y todo tipo de objetos que formaron parte del crimen.

Son cinco pasos lo que un morador tiene que dar para verse en el portal de la casa y observar dos enormes huecos, uno entre la cocina y la sala y otro en la habitación, donde las víctimas fueron sepultadas. En el fondo aún se puede observar restos de ropa, fotos y hasta guantes.

Erick Pérez, quien reside en el lugar, ha escuchado de parte de los moradores más cercanos a la casa, el temor que sienten cuando la noche cubre los alrededores, pues las voces y gritos extraños que salen del lugar son obvios; sumado a esto se observan sombras merodeando la casa. Ellos solicitan que el lugar sea derrumbado.

Hace casi 20 días la casa era custodiada por unidades de la Policía pero, según los residentes, estos se fueron del lugar por temor a los sucesos extraños que allí se dan.

El terreno tiene un dueño que nadie conoce y que nunca se ha aparecido por el sitio, por eso la casa está condenada y hoy solo sirve de guarida a perros y gatos. Los niños más pequeños aseguran que esa es la casa embrujada de la comunidad.

 
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