La Semana Mayor consiste en 40 días de reflexión y recogimiento, periodo en el que las personas realizan varias actividades, entre ellas, privarse de comer o degustar ciertos alimentos. Cada creyente se abstiene de comer carne los días miércoles y viernes de la semana, hasta llegar al día cuarenta. La pregunta que muchos se hacen es: ¿por qué se come marisco? Según el Padre Mauricio Catedral, de la Parroquia de Don Bosco, se come marisco por tradición para cumplir con las Sagradas Escrituras. Los fieles no comen carne porque representa el cuerpo de Cristo crucificado. Muchos otros opinan que no es necesario comer marisco o pescado durante estos días; si no que lo más importante es reflexionar en cuanto a los actos y hacer el bien al prójimo.
Al respecto, conversamos con Roberto Espinosa, devoto de Don Bosco y nos cuenta que para él no es así. Explica que lo tradicional es comer marisco todos los viernes de cuaresma y no es necesario hacerlo los miércoles, pues es opcional y va de acuerdo a la práctica de cada creyente.
Por su parte, los evangélicos no guardan este tipo de prácticas en cuaresma.
Según el Pastor Gerald Cumberbatch, para ellos es más importante guardar el corazón de las contaminaciones de este mundo, es decir, del pecado. La Biblia dice que "Lo que contamina al hombre no es lo que entra, si no lo que sale de él" nos dijo.
Señaló que para los evangélicos la comunión con Dios se encuentra a través de la oración y el cumplimiento de las sagradas escrituras. Para ellos no es necesario dejar de comer carne u otro alimento para guardar y cumplir con los mandamientos de la Biblia.
Gerarld se pregunta ¿por qué evitar comer carne, cuando en realidad hay que abstenerse de caer en el pecado? En estas fechas los evangélicos realizan actividades en conmemoración, no de la muerte de Jesús; si no de la resurrección de Jesucristo para la vida eterna, que para ellos es lo más importante.
Sin embargo, hay que recordar que lo que se resalta en estas fechas, es la comunión de las personas con el Todopoderoso y de guardar el corazón de lo que no nos conviene.