Estimada Moza: Soy una muchacha de 22 años, que está terminando su carrera y ahora estoy practicando en una empresa prestigiosa, porque quiero adquirir experiencia.

En este sitio hay un joven de unos 28 años, que me está pretendiendo, pero descubrí que es casado. Él es trigueño, alto, de ojos chocolate miel, viste bien y huele rico.

Recientemente me dijo que se siente triste, porque yo soy la mujer que siempre quiso conseguir, que al principio su esposa era comprensiva, pero que ella se ha puesto extremadamente celosa. Por esa razón desde hace tiempo duermen en camas separadas, pues comprendió que ya no la ama. Que por su trabajo no lo atiende pues se la pasa en fiestas y que hasta ha pensado que ella lo ha engañado. Con lágrimas en los ojos me comentó que ella es muy ambiciosa y que solo piensa en el dinero, en pocas palabras unas dragona.

La última vez se sentó conmigo a comer en la cafetería de la empresa y me comentó que si yo le hago caso deja a la mujer, solo que le dé tiempo por el niño. ¿Cree usted que lo que me dice es cierto? Entre nosotros no ha pasado nada, pero se porta tan tierno que me siento confundida.
Practicante

ESTIMADA AMIGA:

Ese señor es el clásico seductor que quiere engatuzar a la chica nueva del trabajo.

Con todo lo que me has contado, él sería un digno candidato al Óscar, pues se convierte en un actor para conseguir su propósito. Te ha dicho todas las mentiras que usan los hombres casados cuando quieren una aventura, te tiró ese repertorio porque no has caído.

Mi recomendación: Estás practicanto en esa empresa, así que sácate de la mente esa idea, porque no te verás como una profesional, sino como la chica que anda buscando novios en cualquier parte, lo único que lograrás es que seas el blanco de los chismes. Otra cosa, rara vez los hombres casados dejan a las esposas. Piénsalo.