
Néstor “Plomo” Espinoza siempre mostraba su característica sonrisa.
Foto cortes? familia Qui?s
Néstor “Plomo” Espinoza siempre mostraba su característica sonrisa.
Foto cortes? familia Qui?s
Néstor “Plomo” Espinoza siempre mostraba su característica sonrisa.
Foto cortes? familia Qui?s
Espinoza (d) junto a Luis Spada (Q.E.P.).
Foto cortesía: Familia Quiñones
Durán siendo preparado por “Plomo” Espinoza (d).
Foto cortesía: familia Quiñones
“Plomo” Espinoza
Foto cortesía: familia Quiñones
Camino a los entrenamientos de Durán.
Foto cortesía: familia Quiñones
“Plomo”, junto a Roberto Durán (centro).
Foto cortesía: familia Quiñones
Néstor “Plomo” Espinoza siempre mostraba su característica sonrisa.
Foto cortesía: familia Quiñones
Espinoza (d) junto a Luis Spada (Q.E.P.).
Foto cortesía: Familia Quiñones
Durán siendo preparado por “Plomo” Espinoza (d).
Foto cortesía: familia Quiñones
“Plomo” Espinoza
Foto cortesía: familia Quiñones
Camino a los entrenamientos de Durán.
Foto cortesía: familia Quiñones
“Plomo”, junto a Roberto Durán (centro).
Foto cortesía: familia Quiñones
Néstor “Plomo” Espinoza siempre mostraba su característica sonrisa.
Foto cortesía: familia Quiñones
Espinoza (d) junto a Luis Spada (Q.E.P.).
Foto cortesía: Familia Quiñones
Durán siendo preparado por “Plomo” Espinoza (d).
Foto cortesía: familia Quiñones
“Plomo” Espinoza
Foto cortesía: familia Quiñones
Camino a los entrenamientos de Durán.
Foto cortesía: familia Quiñones
“Plomo”, junto a Roberto Durán (centro).
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Néstor “Plomo” Espinoza siempre mostraba su característica sonrisa.
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Espinoza (d) junto a Luis Spada (Q.E.P.).
Foto cortesía: Familia Quiñones
Durán siendo preparado por “Plomo” Espinoza (d).
Foto cortesía: familia Quiñones
“Plomo” Espinoza
Foto cortesía: familia Quiñones
Camino a los entrenamientos de Durán.
Foto cortesía: familia Quiñones
“Plomo”, junto a Roberto Durán (centro).
Foto cortesía: familia Quiñones
Néstor “Plomo” Espinoza siempre mostraba su característica sonrisa.
Foto cortesía: familia Quiñones
Espinoza (d) junto a Luis Spada (Q.E.P.).
Foto cortesía: Familia Quiñones
Durán siendo preparado por “Plomo” Espinoza (d).
Foto cortesía: familia Quiñones
“Plomo” Espinoza
Foto cortesía: familia Quiñones
Camino a los entrenamientos de Durán.
Foto cortesía: familia Quiñones
“Plomo”, junto a Roberto Durán (centro).
Foto cortesía: familia Quiñones
Su peculiar sonrisa, sus comentarios jocosos, su espíritu emprendedor y su manera de afrontar la vida quedarán en el recuerdo.
Quizás este sea el golpe más duro que ha recibido en años la familia del boxeo de Panamá.
Sintiendo un dolor desgarrador ante la pérdida de un gran hombre, de un gran esposo, la señora Isabel Zambrano de Quiñones trata de sonreír y mostrarse fuerte, pero la ausencia de su amado pesa más. Sus lágrimas comienzan a brotar y en su interior se hace una pregunta, quizás la más dura de su vida: ¿Por qué Néstor tuvo que partir?
Sentada en su sillón de la terraza de su residencia en Los Andes N.°2, en el distrito de San Miguelito, Isabel recuerda con unos ojos que expresan anhelo y emoción, cuán carismático era su media mitad.
“Él (Néstor) era una persona muy alegre y muy ayudadora. Siempre quería ayudar”, conversaba mientras se encontraba rodeada de sus hijos y seres queridos.
Sus expresiones iban cambiando a medida que recordaba al hombre que estuvo a su lado por 40 años y como todo buen hombre que ama a su doncella, le crió a sus tres hijos.
“Mis hijos crecieron de la mano de él. Nunca los dejó, siempre los quiso”, señalaba mientras unas gotas de felicidad iluminaban su sonrisa.
El semblante de doña Isabel mejoraba cada vez que llegaba a su memoria lo armonioso que fue su esposo mientras estaba a su lado.
“Tenía un problema con Néstor”, destacó Quiñones y siguió relatando “Mi problema y eterna pelea con él era que no le gustaban los hospitales. Siempre le decía vamos para hacerte unos exámenes médicos. Mis hijos también le insistían, mas él contestaba: ‘no quiero. Mis abuelas me enseñaron que uno se cura con hierbas’. Y entonces yo iba a Calidonia a comprarle las hojas que él me pedía”.
Sus días antes de partir
Como todo un verdadero apasionado del boxeo, mientra aún respiraba “Plomo” pasaba sus días en el gimnasio realizando masajes, pues nadie mejor que él conocía los dolores musculares que sufren los guerreros del boxeo luego de finalizar un encuentro.
Roberto Durán
Ante una fallida visita a la casa de la leyenda del boxeo panameño Roberto “Mano de Piedra” Durán, quien no quiso conversar con nadie, pues es otra de las tantas personas que están sufriendo con la despedida de “Plomo”.
Pero la señora Isabel entre lágrimas y memorias hablaba acerca de la gran relación que tuvo Espinoza con el cinco veces campeón del mundo.
“Néstor fue como un padre para Roberto”, recuerda Isabel. “Desde los ocho años él lo llevaba a los gimnasios para que entrenara y de allí en adelante sucedió todo lo que sabemos. Yo no tengo quejas de Roberto, es mi compadre. A Néstor le gustaba mucho ir a la residencia de Durán. Allá jugaban dominó y pasaban el rato conversando y todo lo demás”, explicó.
“Plomo” Espinoza estuvo junto a “Mano de Piedra” durante sus días más brillantes hasta los más oscuros. En sus victorias y derrotas. En sus fascinantes viajes, apoyándolo, dándole fuerzas y una de las mejores cosas que sabía hacer: entrenar.
Los días de boxeo de Durán fueron guiados desde el día uno hasta su última pelea por el hombre que fue llamado por Dios para habitar los cielos.
Aunque en 1971 hasta 1980, el que manejaba la carrera del orgullo de El Chorrillo contrató entrenadores de primer nivel como fueron Ray Arcel y Freddie Brown, entre otros, fue “Plomo” quien estuvo en su esquina en su último encuentro y nunca lo abandonó.
Otros pupilos
Los inicios de la carrera profesional de este entrenador se dieron en el año de 1956. Además de Roberto Durán, “Plomo” logró estar rodeado con campeones del mundo como los colonenses, Jorge Luján y Luis “El Naja” Ibarra, Alfonso “Piedrita” López y el boricua Wilfredo Gómez.