
Centavo a centavo guarda el dinero para sobrevivir. Fotos EVERGTON LEMON
Centavo a centavo guarda el dinero para sobrevivir. Fotos EVERGTON LEMON
Centavo a centavo guarda el dinero para sobrevivir. Fotos EVERGTON LEMON
Los clientes prefieren sus chichas y agua de pipa.
Todos los días prepara dos tanques, uno de agua de pipa y otro de chicha de naranja.
Para él, su edad no es inconveniente.
Siempre tiene un tema de conversación para sus clientes.
Centavo a centavo guarda el dinero para sobrevivir. Fotos EVERGTON LEMON
Los clientes prefieren sus chichas y agua de pipa.
Todos los días prepara dos tanques, uno de agua de pipa y otro de chicha de naranja.
Para él, su edad no es inconveniente.
Siempre tiene un tema de conversación para sus clientes.
Centavo a centavo guarda el dinero para sobrevivir. Fotos EVERGTON LEMON
Los clientes prefieren sus chichas y agua de pipa.
Todos los días prepara dos tanques, uno de agua de pipa y otro de chicha de naranja.
Para él, su edad no es inconveniente.
Siempre tiene un tema de conversación para sus clientes.
Centavo a centavo guarda el dinero para sobrevivir. Fotos EVERGTON LEMON
Los clientes prefieren sus chichas y agua de pipa.
Todos los días prepara dos tanques, uno de agua de pipa y otro de chicha de naranja.
Para él, su edad no es inconveniente.
Siempre tiene un tema de conversación para sus clientes.
Centavo a centavo guarda el dinero para sobrevivir. Fotos EVERGTON LEMON
Los clientes prefieren sus chichas y agua de pipa.
Todos los días prepara dos tanques, uno de agua de pipa y otro de chicha de naranja.
Para él, su edad no es inconveniente.
Siempre tiene un tema de conversación para sus clientes.
Samuel, por medio de la venta de chichas, agua de pipa y las pequeñas “chambas”, como él les llama, ha podido convertir a sus tres hijos en hombres de bien.
Actualmente vive en Burunga de Arraiján y todas las madrugadas se traslada hasta el Mercado de Abastos para comprar sus pipas y frutas, para hacer sus refrescantes bebidas.
Todos los días, Samuel se encuentra en la Plaza 5 de Mayo y Avenida Central vendiendo sus productos, que son muy buscados por las personas.
A él no le interesa ganar dinero para hacerse rico, solo busca diariamente lo suficiente para poder vivir y alimentarse.
Su carretilla la guarda en Calle M, Calidonia, en donde la Alcaldía de Panamá tiene un lugar para los carretilleros y en donde debe presentar diariamente su certificado de salud para salir a vender sus productos.
Para él, sus hijos son muy importantes, pero comprende que la situación económica está algo difícil y lo que él quiere es ayudarlos, porque sabe que va a llegar el día en que ya no podrá ni moverse.
Según Samuel, el trabajo también le sirve como una distracción para olvidar la tristeza, ya que su esposa murió tiempo atrás.