Survivor en el Seguro
En la farmacia las horas son eternas.

Joyce Baloyes | DIAaDIA

Después de 3 meses de espera y negociaciones, y como si se tratara del día de su boda, pero en esta ocasión quien estaría vestido de blanco sería el doctor, Luisa se preparó desde la noche anterior.

El comprobante de solicitud de cita indicaba: Día: 17 de marzo. Hora: 9:00 a.m., pero había que llegar muy temprano, porque el "papelito" indica que hay que estar una hora antes, y de no asistir, llamar o cancelar personalmente.

Luisa programó el reloj para que la alarma sonara antes de que cantara el gallo.

¡BIP! ¡BIP! ERAN LAS TRES DE LA MADRUGADA.

Aunque sólo demandaría la atención de un médico general, su asistencia temprana a uno de estos centros era crucial, puesto que muchas personas abarrotan el lugar desde las 3 de la madrugada, y no se trata de 10 gatos, sino de más de 150 impacientes personas.

Al llegar a las 4:30 a.m., esta noble dama tuvo que enfrentarse a una enorme fila y esperar hasta las 6:00 a.m. cuando abrieron las puertas para alistarse en otra fila donde le darían el tan codiciado "papelito" del cupo.

¿Es un martirio enfermarse? Me pregunté, mientras que igual que los demás, hacía fila exclusiva para Medicina General a eso de las 4:00 a.m.

Cuando llegué a la Policlínica Manuel Ferrer Valdés, de El Marañón, pensé que sería de las primeras en ser atendida. Para mi sorpresa, a esa hora había más de 200 personas esperando, uno detrás del otro, en seis filas: De un extremo, las de Especialidades, Laboratorio, Jubilados, y del otro lado, las de Medicina General, Pediatría y Odontología, todas convergen en un solo punto: la puerta de barrotes en la entrada.

A las 6:00 a.m., la Pediátrica, como también es conocida, cobra vida nuevamente, cuando semejante a una estampida todos entran, pacientes y funcionarios, pero sin romper el orden hasta llegar a las ventanillas donde se dan los cupos. Cada uno de los que entra tiene una historia diferente por contar en la pequeña ventanilla.

PENURIAS

Maribel González madrugó, fue una de las primeras en llegar. "Es un abuso que tengamos que esperar en los estacionamientos a la intemperie aguantando sereno y, para colmo, pasamos hasta 3 horas de pie, sólo para entrar", contó.

Juan, quien asistía por primera vez, desconoce que El Marañón es una "zona roja" para las autoridades y pueden surgir problemas por la falta de seguridad.

Durante las dos horas de espera hay que tener un ojo adelante y otro atrás, en vista de que a las 5:00 a.m. unidades policiales cuidan las paradas, y justamente allí hay una.

MOLESTOS

Las colas y quejas continúan en las policlínicas de la Caja del Seguro Social, pese a que pusieron a funcionar el modelo de atención primaria, que tiene como fin mejorar, de forma integral, la atención de pacientes asegurados, quienes podrán contar con un médico de cabecera que los atenderá dentro de las instalaciones.

Pero la señora Estela no está convencida de ello, puesto que llenó una volante para establecer el nombre del médico de cabecera de sus tres hijos, y cuando decidió atenderlos, nunca encontró cupo con ese doctor.

No habían transcurrido 45 minutos, cuando a los de la cola de Especialidades, un funcionario sale y les grita: "agotados los cupos".

En un tono preocupante, Estela dijo que aunque estuvo desde las 5:00 a.m. no pudo conseguir la cita.

"Había más gente delante de mí y lo único que me queda es hablar con el doctor para que me adelante la cita que era para mayo, porque ya tengo tres meses con un periodo menstrual seguido y estoy preocupada".

Para ello, Estela tuvo que hacer una ligera cola para tomar uno de los primeros números de la puerta del doctor, porque él atiende por orden de llegada a su puerta, aunque la volante del cupo indique que es el primero.

Pero antes, una voz masculina alerta a los usuarios diciendo: "no se aceptan fichas de enero ni carnés vencidos, somos estrictos en esto". Lo que denota que el problema del Seguro está afectando hasta la atención médica.

Las especialidades más difíciles de conseguir son Ginecología y Odontología, de acuerdo a un funcionario. La primera es porque se trabaja a base de citas y sólo dan unos cinco cupos para los que madrugan de verdad.

Otra realidad es la que vivió Luz Rodríguez. Esta joven, que venía desde Veracruz, encontró cita, pero para la una de la tarde. Lo único que le quedó fue esperar y aguantar hambre.

Luisa, un poco exhausta, logró salir del pequeño consultorio del doctor a las 11:00 a.m, con las recetas y las órdenes de los exámenes en mano.

LOS MEDICAMENTOS

Como si se tratara de un "survivor" en el Seguro Social, quienes tuvieron suerte en la mañana les falta un reto por superar en la Farmacia.

Allí el tiempo aproximado para que despachen un medicamento es una hora, con suerte.

Dos jubilados dijeron, por separado, que no hay medicamentos para el estómago y para la presión, pero esperan por algún remedio que los calme.

María Estrada vive en Mateo Iturralde, distrito de San Miguelito, confesó que la mayoría de las veces tiene que comprar los medicamentos en las farmacias privadas para calmar su malestar, porque no le queda de otra.

CONTENTOS

Entre las voces y el ruido de un televisor que "distrae" y atormenta a quienes esperan, también se manifiesta la conformidad de muchos y resaltan la buena atención y trato en esta y otras policlínicas.

Mientras alguien dice: "por eso nos llaman pacientes, porque hay que esperar".

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