Desesperación de madre
Ignorando sus precarias condiciones, Kevin se mantiene risueño y tranquilo. (Foto: Miguel Cavalli / EPASA)

Denise Lara | DIAaDIA

Un embarazo prematuro es una experiencia difícil para cualquier madre, más aún cuando un bebé sano se enferma. Johana tuvo a Kevin a la corta edad de 16 años. Cuatro meses después de haber nacido, a Kevin se le diagnosticó polio. De las altas temperaturas quedó con parálisis cerebral. Desde ese entonces, Johana nunca más volvió a saber del padre del niño, que ya tiene seis años, por lo que tuvo que afrontar sola la responsabilidad de criar a un niño enfermo, y a una pequeña de cuatro años llamada Keyra.

Las esperanzas ya se desvanecen en esta madre, cuya peor pesadilla se volvió realidad el día en que no tuvo nada que ofrecer a sus hijos. "Las cosas, como que me salen mal, yo busco trabajo en un lado y nada", explica. Pese a esto, Johana, quien vive en Garachiné, Darién, hace lo posible por sacar los B/. 30.00 que cuesta el pasaje de Darién a Panamá, con tal de llevar puntual a su hijo a las citas con el médico, sin embargo, los esfuerzos no le han dado para sacar los B/. 80.00 que cuesta el CAT, que desde hace tres años le mandaron a Kevin, con el fin de determinar exactamente qué daños cerebrales tiene y así recetar los medicamentos o tratamientos específicos.

Johana implora que la ayuden para poder ofrecer algo más que cariño a su hijo, ya sea mediante un trabajo, o con alimentos y pampers.

ANGUSTIA

Yo lo quiero, Dios me lo dio así, pero cuando no tengo qué darle de comer me desespero bastante, y no sé qué hacer".

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