Un día que no olvidarán. Eran las 5:30 de la mañana; la señora Francisca le preparaba el desayuno a sus nietos, que se dirigían a la escuela.
A la media hora, el bus colegial en el que viajaron desde el lunes, pasó a buscar a los primos Xenia Rodríguez y Jonathan Ortega, sin pensar que minutos más tarde iban a vivir uno de los peores días de su vida.
Eran las 6:40 de la mañana, cuando llamaron a la casa de la señora Francisca para comunicarle que sus nietos habían tenido un accidente hacía 10 minutos.
¿QUE FUE LO QUE PASO?
Según versiones de los testigos, el bus colegial, conducido por Carlos Sierra, hacía el alto en la salida de la calle Sergio González. Un bus de Chilibre, que se dirigía hacia San Miguelito, le quitaba la visibilidad al conductor del colegial. El conductor del bus de ruta le hizo señas al del colegial para que pasara. Cuando éste iba a doblar a la izquierda, un camión de cemento, conducido por Irdrid Kubradod, lo embistió, impactando la puerta del conductor y enviándolo hacia un barranco, que estaba a 10 metros del lugar.
A pesar de que un comunicado de prensa de la Policía Nacional indica que el bus colegial no le dio paso al camión, testigos aseguraron que el policía que dirigía el tránsito, le hizo señas al conductor del bus colegial para que pasara, sin percatarse de que el camión venía.
Lo cierto es que 10 niños y el conductor del colegial resultaron heridos. Todos fueron trasladados a distintos hospitales de la ciudad, entre ellos el Hospital del Niño, Hospital Santo Tomás, Hospital Nacional, Hospital San Miguel Arcángel y el Centro de Especialidades Pediátricas.
"FUE UN MILAGRO"
Después de que la señora Francisca recibió la llamada, inmediatamente tomó un taxi y fue al lugar de los hechos. No podía creer lo que sus ojos veían: el bus colegial cayó varios metros al vacío, quedó con las llantas arriba y todo aplastado.
La desesperación no la dejaba pensar. "Cuando vi eso, me bloqueé; yo pensé que no iba a aguantar al verlos", dijo la señora Francisca.
Ella se quitó los zapatos y corrió barranco abajo, para ver cómo estaban sus nietos.
"Cuando vi cómo quedó ese bus, pensé que fue un milagro que mis nietos sobrevivieran", contó.
Ambos jóvenes están estables. Xenia Rodríguez permanece hospitalizada en el Hospital Nacional, con fracturas leves en el rostro. Mientras que su primo, Jonathan Ortega está recluido en el Centro de Especializadas Pediátricas, antiguo Hospital América.
MOMENTOS DE DESESPERACION
En las afueras del cuarto de urgencias del Hospital Santo Tomás, la historia era diferente. Maylin Cano, madrina de Michael Oliva, de 14 años, no podía creer lo que le había pasado a su ahijado, quien cursa el 4º año del Beckman y es cuadro de honor.
Al enterarse del accidente, ella tuvo un mal presentimiento y fue a buscarlo a la escuela, pero no estaba. Lo buscó en varios hospitales, hasta que lo encontró.
Al parecer, Michael viajaba en el puesto de adelante y se llevó la peor parte. Recibió golpes en la cabeza y en diferentes partes de su cuerpo. "El rostro estaba irreconocible, pero la mamá ya lo reconoció", contó la señora Cano.
Luego de ello, se le realizó un CAT, pero no se le encontraron daños, informó su madrina.
En horas de la tarde, Michael fue trasladado al Hospital del Niño.
Al cierre de esta edición, el director médico de este nosocomio, Alberto Bissot, informó que Michael está inconsciente y con un respirador, pero estable.
Bissot desmintió la muerte cerebral del niño, que difundió una nota de prensa de la Policía Nacional.
El galeno aclaró que los únicos que están autorizados para dar ese diagnóstico son los médicos.
NO PIERDEN LA FE
Con un aspecto tranquilo, la esposa del conductor del bus colegial, Gladys de Sierra, esperaba el diagnóstico de los doctores en las afueras del cuarto de urgencias del HST.
Ella, como los demás familiares, no podían creer lo que estaba pasando, pero con mucha calma afrontó la situación.
Su esposo, quien tenía dos años de conducir el bus colegial, estaba estable, pero con algunas fracturas en las costillas y con coágulos de sangre en el pulmón.
Junto a ella, estaba uno de sus hijos que no podía contener las lágrimas, pero igual que ella y los demás familiares que ahí los acompañaban, tienen la fe de que todo saldrá bien.
UN GRAN RECORRIDO
Así como muchos familiares de los estudiantes tuvieron que recorrer varios hospitales para saber dónde estaban sus hijos, profesores del colegio y funcionarios del Ministerio de Educación también buscaban a los heridos.
La subdirectora de la Regional de San Miguelito, Yoira Perea, manifestó que la mayoría de los estudiantes está estable y con fracturas leves.
SIN SEñALIZACION NI SEGURIDAD
Personas que estaban en el lugar de los hechos, se quejaron porque con la ampliación de la vía Boyd Roosevelt, no hay señalización ni mucho menos protección para los que transitan por el lugar.
Según el director de Relaciones Públicas del Ministerio de Obras Públicas, el licenciado Gonzalo Delgado, la empresa encargada de la construcción de ese tramo de la ampliación, es la que se ocupa de la señalización de la vía.
Delgado informó que la empresa ha coordinado con la Policía de Tránsito, para que en cada 100 metros haya un policía que dirija el tráfico vehicular.
ASEGURADOS
Se pudo conocer que los estudiantes del Colegio Monseñor Francisco Beckman, tienen un seguro con cobertura de una hora antes y una hora después de salir de la escuela. Además, el bus colegial poseía un seguro de asiento; es decir, que todos los pasajeros estaban asegurados.
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