Más de dos mil albaneses de Kosovo asistieron ayer, sin incidentes, pero en un ambiente crispado, al entierro de dos niños cuya muerte por ahogamiento, atribuida a los serbios, desató actos violentos interétnicos. El primer ministro de Kosovo, Bajram Rexhepi, presente en las exequias, felicitó a los padres de los dos niños por la dignidad con la que soportan esta dolorosa prueba.
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