Armero abandonado
Michelle Antonio Russo necesita ayuda urgente. (Foto: Emileth Bósquez / EPASA)

Emileth Bósquez | Aguadulce, DIAaDIA

Entre necesidades, pobreza y el abandono vive Michelle Antonio Russo Ruiloba, de 87 años, quien reside en la ciudad de Aguadulce en una humilde casa de barro desde hace unos 40 años.

Lo acompaña un sobrino, quien por laborar como conductor de bus colegial no puede atenderlo todo el día.

El señor Michelle está enfermo de una úlcera en la pierna derecha, desde hace unos 10 años, por lo que se cura con papel periódico, porque la tela se le pega y le produce sangrado en la herida. El único medicamento que se pone es alcohol y hojas de plantas, debido a que no se quiere atender con un médico, porque según éste cinco de sus hermanos se atendieron con uno y en menos de dos años murieron todos.

Es armero de profesión, lo cual le fue enseñado por su padre, oficio que desempeñó durante muchos años en la Guardia Nacional, la Zona del Canal y en una empresa de seguridad.

Se moviliza dentro de la casa con una silla de ruedas agarrado de tubos y con andadera; además, se le olvida las cosas y se ha caído, según él, unas 5 veces.

Michelle habla perfectamente el inglés, estudió en una escuela de la Zona del Canal, en la que nació y se crió, ya que es hijo de un italiano que entró al país, desde pequeño, de contrabando para trabajar en la construcción del Canal de Panamá.

Tiene, actualmente, en la ciudad de Colón 5 hijos, tres de ellos son Anastasio Russo Cifelis, al que lo llaman Gogoi y el otro es Ricardo Russo Cegelis, quien labora en la Zona Libre; Michelle es su otro hijo, además de otro varón y una hija, quienes según el señor Russo, nunca lo visitan. Ya lleva unos 6 años que no los ve y no conoce a sus nietos.

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