"El barrio no hace a la persona. Aunque se viva rodeado de violencia, pero se tiene ganas de ser un buen ciudadano, no hay nada que te quite esa visión", esto sostuvo doña Argentina de Herrera.
Ella nació hace sesenta y nueve años en el caserón 26-38, ubicado en Calle 27 y Mariano Arosemena en el barrio de San Miguel, Calidonia.
Doña Tina, como cariñosamente le llaman sus amigos y familiares, tuvo cuatro hijas que hoy son unas destacadas profesionales.
Comentó que logró formar, académicamente, a estas mujeres a base de frituras. Además de mucha comunicación y confianza sin tabúes. Hoy, para el orgullo de esta mujer optimista, tiene en su familia a una auditora, una profesional bilingüe, una ingeniera industrial y a una ingeniera en sistemas computacionales. ¡Tremendo logro verdad! Mientras contaba esto, su rostro denotaba felicidad.
Estas metas alcanzadas hacen que doña Tina "no quepa en el pellejo" y no es para menos, pues con mucho regocijo reveló que la venta de frituras y comidas es una práctica de generación en generación, desde 1970.
Anteriormente, la casa, que sirve de puesto de venta para esta pequeña comerciante, estaba en condiciones deplorables y era vista con mucho temor, pero fue remodelada por el Ministerio de Vivienda y se llama "Mi casita", por lo que doña Tina piensa que ahora sus ventas aumentarán.
Ella cuenta que en plena madrugada se pone su delantal lila con ruchitas y empieza a vender desde las 4: 30 a. m. hasta la 1: 00 p. m. De allí en adelante, cambia el menú y vende comidas criollas hasta las 3: 00 p. m. Sus clientes afirmaron que los platillos que prepara la señora Tina son para chuparse los dedos.
MODICOS
El local de Tina no tiene nombre, pero se vende sopa con arroz a B/. 1.25. y comidas a B/. 2.00.
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