29 días de angustia

El pasado 24 de febrero, Adrián junto a Fernando Osorio, de 16 años y Elvis Oropeza, de 30 años, zarpó en la embarcación Fifty Seven de la Ensenada de San Carlos, a mar abierto a pescar, pero nunca regresaron.

Pasadas las 8:00 p.m. de ayer, Sabrina, madre de Adrián, informó a DIAaDIA vía celular que habló con su hijo por teléfono, y este le dijo que está bien y que fue hallado en Ecuador; lamentablemente, no se sabe nada de los otros dos muchachos.

Durante esos 30 días, Sabrina, Denia Rodríguez y Dalinda Díaz compartían el mismo sufrimiento al no saber de sus hijos.

Sus días no son los mismos, pues se acuestan rogando a Dios que ellos estén con vida y se despiertan con los deseos de que llegue la noticia de que están de vuelta para acurrucar a esos seres a los que una vez dieron la vida. Ahora, Sabrina da gracias a Dios por la oportunidad de escuchar a su hijo y cuenta los días para verlo.

Sabrina en todo momento contó con el apoyo incondicional de su esposo. Ella es madre de ocho hijos y el más pequeño tiene año y medio. “Tengo que hacer fuerzas para darle una respuesta a mis hijos cuando preguntan por sus hermanos”, había dicho la madre horas antes de conocer la buena noticia.

La que también espera respuestas positivas sobre su hijo es Denia, quien tiene otros cuatro hijos y de igual forma sufre por no saber nada de Fernando. Ella cuenta con el apoyo de su madre, quien le cuida a los hijos cuando tiene que acudir a declarar a la Dirección de Investigación Judicial (DIJ).

La situación es igual de triste en la casa de Dalinda, pues siente que a veces no tiene fuerzas para enfrentar tan grande dolor por la ausencia de Elvis. “Debido a la situación me estoy atendiendo con un psiquiatra, aparte tengo padecimientos de presión alta, diabetes, también me quiere dar Parkinson”, dijo la madre, quien intentaba ser fuerte.

Estas tres familias de la comunidad de Río Hato están pasando por los peores momentos, pues la tristeza embarga a estas madres quienes hacen un intento por atender al resto de sus vástagos, pero los pensamientos, la tristeza hace que las noches sean más largas y la oscuridad es el único testigo de un llanto desconsolado, y suplican a Dios, porque sus seres queridos estén con vida.

Ellas acudieron ayer a la DIJ en Chame a declarar en las investigaciones que se siguen por este caso.