El conductor de un imponente Ferrari de color negro causó el pánico en la capital búlgara Sofía, provocando numerosos choques al circular a toda velocidad por el centro de la ciudad. El "piloto" golpeó varios autos y después chocó contra una valla y, al darse cuenta de que era imposible continuar su viaje, estacionó el vehículo ante la mirada de los transeúntes.