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Bananeras: Un imperio que se derrumbó
Esto es lo que queda de algunas casas. (Foto: S. Lao y E. Muñoz de Lao / EPASSA)

Elizabeth Muñoz de Lao | DIAaDIA
Más de 50 millones de dólares le han dado los gobiernos a COOSEMUPAR. Ahora no quedan ni mil familias en la zona, pero tendrán que ser reubicadas, porque ya la concesión de las tierras no es para la cooperativa.

En las bananeras de la Cooperativa de Servicios Múltiples de Puerto Armuelles (COOSEMUPAR) en la provincia de Chiriquí, no sólo se perdió una fuente de empleo que valía oro, también desapareció toda una cultura que caracterizó a varias generaciones.

Hoy, en aquellas tierras donde el polvo va cubriendo día a día las pocas plantaciones, la maquinaria y las instalaciones de las que fueran megafincas productoras de banano, no queda gente para hacer producir la tierra. Allá, sólo mujeres, niños y abuelos, amén de unos cuantos hombres, habitan las casas desvencijadas, como supervivientes de una debacle que comenzó con la intransigencia de un sindicato que terminó por matar a la gallina de los huevos de oro.

En el medio quedaron aquellos que un día hicieron grande y poderoso al sector.

Una de ellas es Oris Samudio de Santamaría, quien tenía una fonda donde comían trabajadores, comerciantes, vendedores y moradores. Cocinaba hasta 50 libras de arroz en el día, pero ahora, desde el 15 de septiembre, prende el fogón de leña para sentir que hay algo puesto para comer. En realidad, es agua que hierve traviesa en el caldero, porque no hay comida.

El día que este medio la visitó, la iglesia le regaló un arroz y ella cosechó guandú. Fue todo un festín, pero las lágrimas le recorrían el rostro por la emoción de tener algo que llevarse a la boca y, a la vez, el dolor de que los niños del área no tuvieran nada.

Lo mismo ocurre con el supermercado más grande de finca Corredores, "Cooperativa Renacimiento". Allí, la gente no tiene con qué comprar y no se puede comprar para vender.

Antes vendían 13 mil dólares a la semana, y ahora sólo venden menos de 3 mil al mes. Sus estanterías están tan vacías, que el inventario se puede hacer desde la calle. Sus trabajadores pasan la noche en vela cuidando los cables para que no se los roben.

SE LLENARON LA PANZA

Según el sacerdote Teodoro Manuel Justavino, quien recorre las fincas para llevar algo de alimento a los pocos que ahora las habitan, las ideas sindicalistas llevaron todo al descalabro. A la Chiriquí Land Company, que tenía la concesión para explotar las fincas, se le vino el mercado encima, y trató de llegar a acuerdos con los trabajadores, pero estos "se llenaron la panza y luego el bolsillo. No sólo se perdió una fuente de empleo, sino una cultura. Las fincas son como parte de la sangre, porque salieron muchos hijitos de las bananeras", sentenció.

Ahora, los hombres en edad productiva han emigrado hacia David, Boquete, San Lorenzo (donde hay siembra de piñas) a trabajar. No pueden decir que van de las bananeras, porque no los contratan. Muchos se han ido a vivir con otros parientes a diversas partes de la provincia, con lo que se traslada el problema económico a otras áreas. Las familias se disgregaron y las casas están abandonadas.

Según Juana Gantes, una moradora de la finca Corredores, el año pasado la escuela del sector tenía 15 maestros, ahora hay cuatro y el centro escolar se convirtió en multigrado, porque ya no hay estudiantes.

Cuando estaba la Chiriquí Land Company, los obreros vivían en casas que les proporcionaba la empresa, además del agua, la luz, atención médica, seguros, entre otros beneficios. Ahora, cada uno paga estos servicios, con lo que comenzó la delincuencia en el área, porque no hay ni para comida, menos para los servicios. Hasta los cables eléctricos se roban para venderlos. Quien denuncia se corre el riesgo de que le quemen la casa.

"De todo, no tenemos nada. Todo el pueblo se ha reducido a ser un mundo aparte del mundo", resaltó Juana.

YA NO SE ATIENDEN EN LA CSS

Con la salud, las cosas no son distintas. Según el doctor Federico Pérez, director institucional de la Caja de Seguro Social de Chiriquí, en la época de bonanza de las bananeras, del 85 al 90% de los pobladores tenían acceso a los servicios de salud en la Caja de Seguro Social. Ahora, es estrictamente lo contrario: entre el 85 y 90% de la población no es derecho habiente de la entidad.

Los residentes se quejan de que ya no los atienden. El doctor Pérez asegura que sí se les atiende, pues hay centros de atención y promoción de la Salud, por ejemplo, en Finca Corredores, aunque especificó que se atiende a asegurados y no asegurados en todos los CAAPS, ULAPS, policlínicas y hospitales. Si la persona no es asegurada, existe el sistema de compensación de gastos, es decir, se fija un precio y el Ministerio de Salud le paga a la Caja de Seguro Social lo invertido por paciente y viceversa: si se atiende en el MINSA, la CSS le paga al ministerio.

Cuando este medio entrevistó a trabajadores de las bananeras, informaron que no han pagado alrededor de 50 cuotas a la CSS en más de cuatro años. De hecho, les debían 12 quincenas de salario, aunque los que se han quedado, están en sus puestos de trabajo ocho horas.

"PODER ECONOMICO QUIERE TODO"

DIAaDIA no pudo contactar a la dirigencia sindical en Puerto Armuelles, pero algunos obreros dijeron estar convencidos de que el poder económico quiere estrangular a los trabajadores, porque desean invertir en esas tierras para establecer actividades ganaderas y de palma aceitera (ya funcionan algunas fincas de este producto, y los moradores están sembrando en fincas abandonadas para vender el corozo a esta empresa).

Trabajadores que hablaron con DIAaDIA siguen yendo a trabajar y criticaron a los gobiernos por haber suspendido el subsidio que daban a la COOSEMUPAR, cooperativa que se quedó con las bananeras en el 2003, cuando se fue la Chiriquí Land Company, luego Puerto Armuelles Fruit Company, que se estableció en 1927.

Según fuentes, lo que ocurrió es que los sindicalistas nunca sintieron que la COOSEMUPAR era una empresa de ellos, y que había que cuidarla. Por el contrario, sus dirigentes se pusieron altos salarios, y resultó que el mercado del banano se volvió muy exigente y ya no pudieron exportar la cantidad suficiente para que fuera rentable. Incluso, ya se tiene que producir la fruta de manera orgánica para exportación. Se fue por la borda el dinero del subsidio y vino el descalabro.

COOSEMUPAR LIQUIDADA

Tal como explicó Ana Rosas de Vallarino, directora del Instituto Panameño Autónomo Cooperativo (IPACOOP), la COOSEMUPAR pertenece a sus asociados, por tanto, es esa cooperativa la que les adeuda a los trabajadores sus prestaciones laborales, aunque estaba intervenida por el IPACOOP desde hace seis años, pero ya no exporta ni explota las fincas.

Se llegó a un 80% de pérdidas debido al hongo de la sicatoca negra que atacó al banano. Actualmente es irrecuperable la inversión, porque habría que tumbar todo, volver a sembrar y obtener recursos para hacer frente a los compromisos.

Vallarino informó que en mayo de 2009, la empresa Del Monte estuvo interesada en invertir, pero por las intransigencias del sindicato y se retiró.

Luego, cuando entró el gobierno de Ricardo Martinelli se firmó un acuerdo mediante el cual el Gobierno se comprometió a pagar durante 60 días las quincenas de los trabajadores, mientras se lograba la inversión de alguna empresa. El monto por quincena era de 250 mil dólares.

No se logró nada y el gobierno retiró el subsidio porque COOSEMUPAR no producía.

Posteriormente, se estableció una comisión evaluadora, integrada por el Banco Nacional, el MIDA, Ministerio de Economía y Finanzas, el IPACOOP, y miembros de la cooperativa para levantar un pliego que se presentaría a alguna empresa interesada en invertir. Se interesaron siete, sólo una presentó su oferta, pero no cumplía con los requisitos mínimos solicitados.

El 12 de enero de 2010 se llevó a Consejo de Gabinete la idea de crear una empresa mixta, privada y gubernamental (50% del Estado y 50% privada) para que el riesgo de inversión fuera compartido. Se aprobó.

Mientras, la COOSEMUPAR tenía tantas deudas que hasta la luz le cortaron. Por eso, producto de un informe que levantó el interventor y que presentó ante la directiva de IPACOOP, ésta decidió liquidar la COOSEMUPAR el 8 de febrero por insolvencia económica.

A partir del 18 de febrero hay una comisión liquidadora trabajando en el levantamiento de los activos para que el Gobierno decida qué hacer. Ya hay conversaciones con empresas ticas interesadas en invertir en la zona, sobre todo en seguir produciendo banano, lo que le interesa a la Comisión Nacional de Banano, porque por cada hectárea que se explote se necesitan siete personas, pero por palma aceitera sólo se requiere una.

Sin embargo, puede haber una diversificación de rubros que explotar, porque hay 6 mil hectáreas de tierra que pertenecen al Estado, 3 mil de las cuales se usan para el banano. Lo que se haga, tiene que ir acompañado de una campaña de educación para evitar que la historia se repita.





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