Alcibiades juega en el campo corto. (Foto: Carlos Mc Nulty / EPASA)
Gabriela Herrera
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Alcibiades Villarreal es tímido, como todos los niños de su edad, pero tras esa risa y sus ojos chocolates, sobresale, casi a flor de piel, ese deseo innato que tienen todos los atletas por representar a su país.
El problema con "Pimpi", como cariñosamente le dicen, es que a él ni a su familia le sobra el dinero. Del silencio nace un grito desgarrador pidiendo ayuda a quien pueda brindarle la mano antes que llegue la fecha del viaje: 6 de julio.
Pimpi forma parte del equipo Pony que a base de esfuerzo, sacrificio y buenas notas, se ganó el derecho de representar a Panamá en un torneo Latinoamericano de la Pony Béisbol, en Puerto Rico.
Yadira Rodríguez es la madre de "Pimpi", una mujer humilde, que no tiene trabajo pero sí mucho que agradecer al béisbol que le ayuda a la formación de su hijo.
Ella, a pesar de no tener un empleo fijo, está dispuesta a luchar hasta el último día para que su hijo tome ese avión que lo lleve a Puerto Rico. ¿La razón? Sencillamente porque esa sonrisa de "Pimpi" es como el amanecer para los bohemios. Y es que la felicidad de un hijo no se mide por el dinero, sino por el sacrificio que los padres son capaces de hacer.
ACTIVIDADES
Queda claro que la Liga Pony da su aporte, pero el mismo está destinado, entre otras cosas, al hospedaje, pero los padres tienen que pagar la visa, el pasaje aéreo y todo lo que ello conlleva: transporte interno en Panamá, copias y estampillas, etc. porque la fecha del evento coincide con la temporada alta.
Para poder costear parte de sus gastos, el propio "Pimpi" tomó la iniciativa de vender "estiquer". Ésta es una maratón en búsqueda de fondos: en el horizonte se ve Puerto Rico.
CALIFICACIONES
Un requisito que deben cumplir los 18 jugadores es mantener buenas calificaciones.
Según explicó Yadira, a los muchachos de nada les valdrá tener el dinero si a la hora de subir al avión tienen un fracaso en la escuela.
Es por ello que el sacrificio de "Pimpi" es encomiable: estudiar, entrenar y en esa dos actividades sobresalir para cumplir con un sueño, que es simplemente la punta del iceberg, ya que como todo pelotero él espera que algún día un cazador de talentos se fije en él y lo firme para jugar la pelota profesional.
"Vi un programa en la televisión que mostraron la ciudad y eso me motivó a poder viajar. Lo que más me gustaría es poder llegar a las Grandes Ligas", dijo Alcibiades que se describe como un buen jugador tanto defensivamente como ofensivamente.
Alcibiades reconoce que su madre es una gran ayuda en sus estudios, pues ella comparte sus responsabilidades escolares que inician a las 5:00 a.m.
"Pimpi" tiene 13 años de edad y cinco de practicar béisbol y mañana puede representar a Panamá y jugar profesionalmente... Simplemente necesita una ayuda.
PRACTICAS
El equipo forma parte de la Fundación de Omar Moreno y se entrenan tres días a la semana, en Clayton.