
Delicio se acuesta a las 7:00 p.m. y se levanta a las 2:00 a.m. todos los días.
Fotos: ROBERTO BARRIOS/JES? SIMMONS
Delicio se acuesta a las 7:00 p.m. y se levanta a las 2:00 a.m. todos los días.
Fotos: ROBERTO BARRIOS/JES? SIMMONS
Delicio se acuesta a las 7:00 p.m. y se levanta a las 2:00 a.m. todos los días.
Fotos: ROBERTO BARRIOS/JES? SIMMONS
Las vendedoras de café llegan temprano.
Aquí se bañan los arrendatarios.
También duermen en hamacas.
Durante el recorrido se encontró mucha basura.
Algunos compran colchonetas.
Delicio se acuesta a las 7:00 p.m. y se levanta a las 2:00 a.m. todos los días.
Fotos: ROBERTO BARRIOS/JESÚS SIMMONS
Las vendedoras de café llegan temprano.
Aquí se bañan los arrendatarios.
También duermen en hamacas.
Durante el recorrido se encontró mucha basura.
Algunos compran colchonetas.
Delicio se acuesta a las 7:00 p.m. y se levanta a las 2:00 a.m. todos los días.
Fotos: ROBERTO BARRIOS/JESÚS SIMMONS
Las vendedoras de café llegan temprano.
Aquí se bañan los arrendatarios.
También duermen en hamacas.
Durante el recorrido se encontró mucha basura.
Algunos compran colchonetas.
Delicio se acuesta a las 7:00 p.m. y se levanta a las 2:00 a.m. todos los días.
Fotos: ROBERTO BARRIOS/JESÚS SIMMONS
Las vendedoras de café llegan temprano.
Aquí se bañan los arrendatarios.
También duermen en hamacas.
Durante el recorrido se encontró mucha basura.
Algunos compran colchonetas.
Delicio se acuesta a las 7:00 p.m. y se levanta a las 2:00 a.m. todos los días.
Fotos: ROBERTO BARRIOS/JESÚS SIMMONS
Las vendedoras de café llegan temprano.
Aquí se bañan los arrendatarios.
También duermen en hamacas.
Durante el recorrido se encontró mucha basura.
Algunos compran colchonetas.
El equipo de DIAaDIA lo visitó en su puesto de trabajo el pasado martes a las 4:00 a.m. para ver como pasaban la noche los vendedores en este lugar.
La faena de Delicio en el Abasto inició hace 27 años, en esa época viajaba desde la provincia de Herrera en “pick-up”. También viajaba desde la provincia de Darién. Esta ruta era muy peligrosa, pues quedaban atascados en la calles de lodo y eran asaltados por los maleantes.
Cansado de estos viajes, en 1995 pudo obtener un puesto fijo en el Mercado de Abastos, por lo que atrás quedaron los viajes.
Los 27 años que lleva en el Abasto no han sido nada fáciles, mientras acomoda la mercancía para empezar su jornada, recordó que todas las noches compraba un pedazo de cartón, que aliviaba su sueño después de una extenuante jornada de trabajo.
Esos tiempos en que lo único que separaba su cuerpo del duro piso era un pedazo de cartón han quedado atrás, ya que ahora descansa en una hamaca.
Sin embargo aún hay muchos vendedores, carretilleros y camioneros en el Mercado que tienen que comprar su pedazo de cartón para poder dormir.
La vida no es fácil en el Abasto, y de eso da fe Delicio, quien aseguró que ha pasado muchos sustos en ese lugar. Uno de esos fue para la dictadura militar, específicamente para la invasión. Esa vez, unos maleantes casi lo balean.
Para evitar que les hurtaran la mercancía, la tapaban con lonas, pero los “piedreros” la cortaban con cuchillos para llevarse las legumbres.
Este abnegado trabajador prácticamente vive en el Mercado, ya que cada 12 días viaja para su casa, ubicada en Ocú, Herrera, donde está dos días solamente, pues tiene que regresar a atender su negocio.
El mercado tiene vida
A pesar de que son las cuatro de la madrugada ya hay movimiento en el Abasto, la mayoría de los vendedores están listos para recibir a sus clientes.
En tanto, otros aún están acurrucados sobre sus cartones, cubriéndose del frío intenso de la madrugada con una delgada sábana. Ellos descansan en medio de los productos, cualquier esquina es perfecta para dormir, están tan agotados, que ni el ruido ni el olor a basura perturban su sueño. Los que ya se han levantado van al baño a asearse y a lavarse los dientes.
Bañarse no es gratis, porque deben pagar 0.25 centavos, para usar un baño que no está en las mejores condiciones, si quieren estar limpios y olorosos para recibir a los compradores.
Si quieren orinar o hacer otra necesidad fisiológica tienen que pagar 0.15. Para ser uno de los primeros tienen que levantarse muy temprano, ya que si no lo hacen tienen que hacer fila y esperar su turno.
Además, los vendedores de legumbres, a esa hora ya se pueden tomar un café caliente, que es vendido por señoras que lo llevan en termos que lo mantienen así.
Mientras el equipo de DIAaDIA recorría el Mercado, Nelson Castillo, un vendedor, expresó que dormir allí es muy difícil por los mosquitos y el mal olor de la basura que está regada por todas las esquinas del Mercado.
“Aquí los cartones van desde 0.25, 0.50, 0.75 y 1.50”, dijo Castillo. Estos cartones son distribuidos por los “vendecartones” como son llamados por los arrendatarios del Mercado.
Después de tanto buscar, el equipo de DIAaDIA, ubicó a los “vendecartones”, quienes además se dedican al alquiler de carretillas, que son utilizadas por los que se ganan la vida haciendo acarreos de legumbres.