Al duro de matar, no le respondían las piernas por la cantidad de alcohol que llevaba en la sangre. Todo sucedió en París, cuando dos empleados del hotel Ritz-Carlton, tuvieron que llevar a rastras a Bruce hasta su habitación. Y es que a Willis, se le fueron los tragos a la cabeza, después de una farra en un bar de París. Según testigos, el actor hizo el espectáculo de su vida, junto a su novia a quien manoseaba en medio de la multitud, mientras iba pasando su sombrero entre los asistentes y pedía que todos pusieran dinero para el camarero. Después de tres horas, fueron a su rescate.
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